
El 8 de agosto de 1969, en el estudio de Abbey Road, los Beatles se encontraban grabando el que iba a ser su último álbum. Los de Liverpool no se encontraban en su mejor momento en cuanto a relaciones personales. El fin de la década prodigiosa se acercaba, así como el del grupo que habría de representarla en la historia. El disco ya estaba grabado y sólo faltaban los últimos retoques. Uno de ellos era encontrar una portada, así que a alguien se le ocurrió una brillante idea, “oye, ¿por qué no bajamos a la calle, nos hacemos unas fotos cruzando el paso de cebra y nos lo quitamos de en medio?
La idea cundió entre los ‘fab four’ que bajaron con el fotógrafo Ian McMillan a la calle junto a los estudios Abbey Road. El tráfico en esa zona era intenso, así que McMillan se subió a una escalera, y John, Ringo, Paul y George (por ese orden) cruzaron el paso de cebra. El fotógrafo tomó seis instantáneas, sin saber que una de ellas había de convertirse en la foto más imitada de la historia.Actualmente pasan por este punto de Londres más de 150.000 personas al año para tener su propia versión de la foto. Los conductores tienen que recurrir a la flema inglesa para no desesperarse ante el goteo in

Además cuando el álbum fue finalmente publicado el 26 de septiembre de 1969, la portada pasó a convertirse en objeto de estudio por los seguidores de una de las teorías de la conspiración más divertidas de la historia, nada más y nada menos que la que afirmaba que Paul McCartney había fallecido en 1966 y había sido sustituido por un doble. Los conspiracionistas afirmaban que el hecho de que Paul fuese el único miembro que iba con el paso cambiado era un indicio, además McCartney iba descalzo, lo que, según ellos, era un símbolo funerario. Además Lennon vestía de blanco y sería el sacerdote, Ringo de negro haría de representante de pompas fúnebres y Harrison, en vaqueros, sería el enterrador.

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