Nadie en la música pop ha dejado un legado tan rico, prodigiosamente desarrollado en menos de ocho años. Los Beatles siguen siendo un negocio fabuloso: en la década de los 90, vendieron 30 millones de copias de sus álbumes sólo en el mercado estadounidense. Las generaciones que crecieron en los 60 y 70, esas que controlan ahora el poder político, económico y cultural, no permiten que nadie eclipse la hegemonía del grupo en nuestra memoria sentimental.
Las enciclopedias del rock fijan el 10 de abril de 1970 como la fecha oficial de la separación del grupo. Hoy hace cuarenta años, Paul McCartney redactó un comunicado en el que anunciaba que nunca volverían a tocar juntos. Como sancionó John Lennon poco después, «el sueño había terminado». En realidad, el anuncio era una mera formalidad. Paul McCartney, John Lennon, George Harrison y Ringo Starr llevaban caminos separados desde hacía tiempo.
En 1966 ya habían cancelado giras por desavenencias; la muerte de su representante Brian Epstein un año después precipitó que se sumergieran en proyectos solistas.
En 1966 ya habían cancelado giras por desavenencias; la muerte de su representante Brian Epstein un año después precipitó que se sumergieran en proyectos solistas.
«Paul se separa de los Beatles», tituló aquel día el 'Daily Mirror'. El rotativo británico remitía a un cuestionario incluido en el primer disco en solitario de Paul McCartney: «¿Habrá un nuevo disco con los Beatles? No. ¿Por qué? Diferencias personales, comerciales y musicales, pero, sobre todo, me divierto más con la familia». El año anterior habían grabado su último álbum de estudio, 'Abbey Road'. Ringo Starr recuerda que ya entonces sabían que era el final: «Nos dijimos: 'Vale, se ha acabado. Último disco, última canción, última toma».
Los dos motores creativos de la banda, Lennon y McCartney, habían tomado rumbos distintos. Lennon hacía años que se había hastiado de la fe ciega de los fans. Había viajado a India, experimentado con las drogas y encontrado a Yoko Ono.
Mientras él buscaba renacer y conseguir la paz mundial, McCartney iniciaba una vida de familia junto a Linda Eastman y soñaba con potenciar a los Beatles como banda en directo. Tras la muerte de Epstein, los cuatro de Liverpool intentaron llevar sus negocios ellos mismos con poco éxito. Lennon contrató en contra de la voluntad de McCartney a Allen Klein, el controvertido mánager de los Stones, lo que puso otra cuña dentro del grupo. Los cuatro Beatles emprendieron caminos por separado. Nunca dejaron de preguntarles por el posible regreso del grupo, asta que el el 8 de diciembre de 1980 las gafas de John Lennon cayeron sobre el asfalto de Central Park.
Mientras él buscaba renacer y conseguir la paz mundial, McCartney iniciaba una vida de familia junto a Linda Eastman y soñaba con potenciar a los Beatles como banda en directo. Tras la muerte de Epstein, los cuatro de Liverpool intentaron llevar sus negocios ellos mismos con poco éxito. Lennon contrató en contra de la voluntad de McCartney a Allen Klein, el controvertido mánager de los Stones, lo que puso otra cuña dentro del grupo. Los cuatro Beatles emprendieron caminos por separado. Nunca dejaron de preguntarles por el posible regreso del grupo, asta que el el 8 de diciembre de 1980 las gafas de John Lennon cayeron sobre el asfalto de Central Park.
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