Paul y el equipo estaban conmocionados", ha dicho una fuente. La pandilla abandonó el lugar cuando escucharon las sirenas de la policía.
El suceso se produce poco después de que McCartney asegurara que estaba contento cargando con "el peso" de la fama.
"La fama puede enfadarte, pero ahora tengo reglas, he madurado y me he dado cuenta de que tengo mis derechos. Estoy feliz hablando con gente que me considera un ser humano, pero en el momento en el que me convierten en un famoso que yo no pretendo ser, digo que no, que no voy a hacer eso",
afirmó el cantante
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