09 octubre, 2010

John Lennon que estás en los cielos

70 años. Hace 70 años que nació John Lennon.

El que reventó la música y alteró el curso del siglo era un chaval altivo y furioso, brillante, y nos dejó un legado que todavía abruma. Con chupa de cuero, traje ajustado, melena o barba, Lennon, junto a McCartney, Bob Dylan y Brian Wilson, fue el catalizador de una avalancha que enterró para siempre a los crooners, el cancionero de sala de fiestas y casi cualquier ritmo no vinculado al country o al blues.

Casi un glorioso espejismo, al menos si contemplas las listas de éxitos, tanto españolas como estadounidenses, pero en aquellos días, que presagiaban el napalm y los viajes lisérgicos, el rock and roll ejerció como pistón que movía el mundo. Si Elvis, Jerry Lee Lewis, Chuck Berry o Carl Perkins fueron sus vibrantes pioneros, la generación siguiente, la de Lennon, lo puso en órbita, dándole carta de madurez al transpirar influencias literarias y políticas impensables en la primera hornada.
En efecto, el de Liverpool ayudó a forjar la revolucionaria fantasía en aquellos discos inoxidables de los Beatles, un pasmoso eslalon creativo ante el que ni siquiera los mejores Stones tienen nada que hacer. Asunto distinto son las predilecciones personales.

En mi caso, puestos a recordar la tonta discusión Beatles/Stones, prefiero a los segundos, en especial el periodo sesentero previo al pomposo Their satanic majesties request (Aftermath y Between the buttons son dos obras maestras), y claro, el clásico, abierto apenas doce meses más tarde, en 1968, con Beggars banquet, y prolongado en los maravillosos Let it bleed, Sticky fingers y Exile on main St. Los gustos propios, empero, no anulan la evidencia de que mientras los Stones crecían a medida que miraban hacia atrás, hacia los sonidos rurales de la América profunda, los Beatles siempre estuvieron de vuelta, un paso por delante, desnaturalizando cualquier influencia anterior por la vía de proyectarla, doblada, reinventada, vestida de gala, hacia un futuro que nadie excepto ellos inutía.

Sólo viajaron a su ritmo el Dylan mercurial, inflamado de surrealismo, feroz y andrógino, y los Beach Boys de Summer days y Pet Sounds, antes de que a Wilson le explotara la chola. Lo que quedó tras la disolución del cuarteto mágico fueron toneladas de rencor, poco a poco superado, y un Lennon capaz de reconciliarse con sus fantasmas.


Ante el aniversario de su nacimiento esta misma semana ha aparecido Double fantasy, el disco de 1980, en una edición doble que presenta las pistas originales remasterizadas y unas nuevas mezclas. También merece reseñarse la cuidada reedición de todos sus discos, reunidos en una golosa caja, así como el documental que radiografía su década en Nueva York. Cualquier ejercicio retrospectivo resulta bienvenido tratándose del genio cuya lamentable muerte recordaremos en apenas mes y medio, en el treinta aniversario de que un hijo de puta lo tirotease por la espalda.


John Lennon, John Lennon, John Lennon.

1 comentario:

Anónimo dijo...

bien muerto ese hijo de puta ja ja ja