La última canción del el octavo álbum de The Beatles “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band” es “A Day in the Life” (Un dia en la vida).
Esta canción está considerada como una de las mejor elaboradas por The Beatles y uno de los proyectos musicales más ambiciosos, en la historia de la música. La composición es el resultado de la combinación de varios fragmentos que fueron escritos por Lennon y McCartney con la colaboración musical de Harrison, una orquesta sinfónica y una importante intervención en la batería por parte de Ringo Starr.
Lennon se encontraba sentado al piano intentando componer algo cuando tomó el periódico y leyó una noticia que le llamó la atención: un amigo de él y de Paul, había fallecido en un accidente automovilístico: era Tara Browne, el joven que heredaría la fortuna “Guiness”, y que contaba con 21 años de edad; de esa noticia el “vétale” inició la primera parte de la canción. Ésta termina con el sonido de un despertador, que fue provocado por el asistente y amigo del grupo Mal Evans.
La intención original era editar el sonido de la alarma cuando la sección que faltaba fuera rellenada, sin embargo se quedó en la grabación tal y como sucedió. Los últimos versos de “A Day in the Life” fueron inspirados por una noticia del Daily Mail de enero de 1967, en la cual señalaba un número considerable de hoyos en Blackburn, un pueblo de Lancashire.
Después de haber grabado una parte sinfónica —idea de Paul y que junto con George Martin dirigieron a 40 elementos de orquesta en la canción—,
Lennon quiso realizar algo diferente. Respecto a esto, George Martin recordó: “Él quería que fuera una canción suave y tranquila, pero dijo que era demasiado estridente. Me preguntó si podía escribirle una nueva línea musical. Así que escribí una nueva partitura con cuatro trompetas y tres violonchelos y la grabamos, pero no le agradó”. Posteriormente se grabó otra pista básica, usando un melotrón, una guitarra eléctrica, piano, unos címbales grabados tiempo atrás y el swarmandel, que es una versión hindú de la cítara.
Después de revisar las dos cintas, Lennon dijo que le gustaron ambas versiones, pero juntas, aunque Martin le dijo a Lennon que la primera partitura orquestal iba a un ritmo más rápido y en un diferente tono, que Lennon le contestó “Tú puedes arreglarlo, George”, otorgando a Martin y Emerick, el ingeniero de sonido, la tarea de unir las dos pistas con sólo un par de tijeras, dos máquinas de de grabación y una variable de control de velocidad.
La parte intermedia de la composición es autoría de McCartney y se inspiró en su juventud y con una intervención de piano en la que trabajaba independientemente. En esto había escrito una recopilación de sus años jóvenes. Ambas secciones de la canción fueron divididas por un puente de 24 compases. La culminación de la canción es uno de los acordes finales más famosos en la historia de la música: John, Paul, Ringo y Mal Evans, tocaron un acorde en “Mi mayor” simultáneamente pero en pianos diferentes, este acorde fue sostenido durante 50 segundos incrementando el volumen de la grabación a medida que la vibración se apagaba.
La canción fue objeto de polémica por su supuesta referencia a las drogas, pero Lennon y McCartney públicamente negaron que existiera dicha referencias: Lennon dijo que la canción era simplemente de “un accidente y su víctima”.
Recientemente, en una edición que conmemora el 50 aniversario de la formación de The Beatles y el 40 de su disolución, el 31 de diciembre de 1970, la revista “Rolling Stone” publicó por primera vez una lista con las 100 mejores canciones de los genios de Liverpool y considera que “A Day in the Life” es la primera de la lista.
Así como esta extraordinaria y compleja composición podemos encontrar muchas otras más en el repertorio de los oriundos de Liverpool que cambiaron la música y el mundo.
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