Montblanc lanza una edición limitada de estilográficas para homenajear al genial 'beatle' asesinado hace casi 30 años
Este año habría cumplido los 70, o sea que bien pudiera estar vivo y parecerse quizás a aquel 'pulcro viejecito' situado junto a los Beatles en una de las películas que rodaron. Pero el 8 de diciembre de 1980 el asesinato de John Lennon dió al traste con todos los proyectos que albergaba su mente. No pudo, sin embargo, apagar su recuerdo ni eliminar sus huellas. Creativo apasionado, pacifista, soñador impenitente, pervive su música y pervive su figura representativa, en gran medida, de los ideales y también las contradicciones de una época. Y ahora, Montblanc rinde homenaje a Lennon con una edición especial, triple, de sus preciadas plumas, como ha venido haciendo desde tiempo atrás en honor a otros hombres y mujeres famosos. En esta ocasión lanza tres modalidades distintas. La edición 2010 evoca la música de los años 60, con surcos burilados en la resina negra imitando los de los antiguos discos de vinilo y una placa de plata grabada con el autorretrato de Lennon, el esbozo que él mismo garabateaba a menudo, a manera de firma. La edición 1940, limitada a 1.940 unidades, conmemora el año del nacimiento y se engalana con varios símbolos, entre ellos la fecha de estreno de la célebre canción 'Imagine' (2-10-1971) y el símbolo de la paz en el plumín de otro. La más exclusiva es la edición 70, con sólo 70 unidades, referidas a los años que ahora tendría el músico de Liverpool. Es una pieza de coleccionista, con la palabra 'Imagine' en oro blanco, contrastando sobre el azul de la resina y el zafiro, alusivos a las redondas gafas azules tan características de Lennon. El teclado de un piano se representa, lacado, en el cuerpo de la estilográfica, y el plumín de otro lleva la firma con el proverbial autorretrato. Parte de los ingresos por las ventas de tan singulares útiles de escritura serán donados por Montblanc a proyectos en favor de la formación musical, como 'John Lennon Educational Tour Bus', ayudando así a la iniciación de los niños en la práctica musical y la promoción de talentos emergentes. Hace unas semanas se difundió la noticia de que Mark Chapman, el asesino de Lennon -que sigue en prisión- ha revelado su intención de matar a alguien famoso para lograr notoriedad. Su lista de posibles víctimas incluía, entre otros, a Elizabeth Taylor, pero le resultó más fácil decidirse por Lennon. «Yo era un don nadie hasta que asesiné al tipo más grande de la tierra», ha declarado. Pienso en unas palabras del propio John Lennon, recogidas por Hunter Davies en su libro 'The Beatles', de 1968: «Me alegro de haber tenido éxito tan joven. De este modo tengo toda la vida por delante para hacer lo que me dé la gana». Esa supuesta «vida por delante» le fue arrebatada a los cuarenta años. Si no hubiese sido así, tal vez ahora seguiría dando muestras de su talento como otros compañeros generacionales, por ejemplo los magníficos Neil Young o Eric Clapton, que acaban de lanzar dos buenos discos, mientras se reedita el gran 'Station to station' de David Bowie. En fin.
Este año habría cumplido los 70, o sea que bien pudiera estar vivo y parecerse quizás a aquel 'pulcro viejecito' situado junto a los Beatles en una de las películas que rodaron. Pero el 8 de diciembre de 1980 el asesinato de John Lennon dió al traste con todos los proyectos que albergaba su mente.
No pudo, sin embargo, apagar su recuerdo ni eliminar sus huellas. Creativo apasionado, pacifista, soñador impenitente, pervive su música y pervive su figura representativa, en gran medida, de los ideales y también las contradicciones de una época.
Y ahora, Montblanc rinde homenaje a Lennon con una edición especial, triple, de sus preciadas plumas, como ha venido haciendo desde tiempo atrás en honor a otros hombres y mujeres famosos.
En esta ocasión lanza tres modalidades distintas. La edición 2010 evoca la música de los años 60, con surcos burilados en la resina negra imitando los de los antiguos discos de vinilo y una placa de plata grabada con el autorretrato de Lennon, el esbozo que él mismo garabateaba a menudo, a manera de firma.
La edición 1940, limitada a 1.940 unidades, conmemora el año del nacimiento y se engalana con varios símbolos, entre ellos la fecha de estreno de la célebre canción 'Imagine' (2-10-1971) y el símbolo de la paz en el plumín de otro. La más exclusiva es la edición 70, con sólo 70 unidades, referidas a los años que ahora tendría el músico de Liverpool.
Es una pieza de coleccionista, con la palabra 'Imagine' en oro blanco, contrastando sobre el azul de la resina y el zafiro, alusivos a las redondas gafas azules tan características de Lennon. El teclado de un piano se representa, lacado, en el cuerpo de la estilográfica, y el plumín de otro lleva la firma con el proverbial autorretrato.
Parte de los ingresos por las ventas de tan singulares útiles de escritura serán donados por Montblanc a proyectos en favor de la formación musical, como 'John Lennon Educational Tour Bus', ayudando así a la iniciación de los niños en la práctica musical y la promoción de talentos emergentes.
Hace unas semanas se difundió la noticia de que Mark Chapman, el asesino de Lennon -que sigue en prisión- ha revelado su intención de matar a alguien famoso para lograr notoriedad. Su lista de posibles víctimas incluía, entre otros, a Elizabeth Taylor, pero le resultó más fácil decidirse por Lennon.
«Yo era un don nadie hasta que asesiné al tipo más grande de la tierra», ha declarado. Pienso en unas palabras del propio John Lennon, recogidas por Hunter Davies en su libro 'The Beatles', de 1968: «Me alegro de haber tenido éxito tan joven.
De este modo tengo toda la vida por delante para hacer lo que me dé la gana». Esa supuesta «vida por delante» le fue arrebatada a los cuarenta años. Si no hubiese sido así, tal vez ahora seguiría dando muestras de su talento como otros compañeros generacionales, por ejemplo los magníficos Neil Young o Eric Clapton, que acaban de lanzar dos buenos discos, mientras se reedita el gran 'Station to station' de David Bowie. En fin.
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