PETA: Siempre te han preocupado los animales, ¿no es así? ¿Cuándo descubrieron, tú y Linda, que compartían esta pasión por hacer una diferencia?
Paul McCartney: Sí, estoy consciente de los animales desde hace mucho tiempo. Cuando crecía en Liverpool, teníamos servicio nacional, y llegaba el momento de ingresar al Ejército. Yo sentía pavor. Conocía a muchos machos que al regresar decían, “Te hará hombre”. Pero yo pensaba, “No puedo matar a nadie”. Comprendí que tenía que aprender a matar. Así que me metía al bosque a matar ranas – Linda se asustaba con esta historia. Pero yo pensaba, ¿si no puedo matar a una rana, cómo voy a clavarle una bayoneta a un hombre? Cuando razoné que estaba maltratando animales, de repente surgió la pregunta ¿Qué estoy haciendo? Eso me hizo cambiar, y un día en el bosque tomé una decisión, servicio nacional o no, ya no lo voy a hacer más. Comprendí que era una locura, y le pido disculpas a todas las ranas.Después, cuando estaba con los Beatles, yo tenía una bella perra llamada Martha.
Escribí una canción para ella, “Martha My Dear”. A John Lennon le divertía ver que yo era diferente cuando estaba con la perra y la tenía trepada encima de mí.La verdad es que siempre he amado a los animales, pero tenía miedo de amarlos demasiado. Era como los hijos de granjeros. Llegan a conocer bien a Daisy, la vaca, y luego un día el granjero les dice, “Bueno, se tiene que ir al mercado”. Los niños lloran pero les dicen, “Tenemos que hacerlo. Es una realidad de la vida”. Me dan mucha pena, y los granjeros también, porque están negando lo que realmente está sucediendo. Creo que Linda me liberó. Nos liberamos mutuamente.A través de los años, tuve el lujo de que Linda se puso al frente de nuestro trabajo para ayudar a los animales. Pero siempre trabajabamos juntos. El compromiso de ambos era 100 por ciento.
PETA: Y luego, al criar a tus hijos, les enseñaste que los animales tienen sentimientos.
PM: No los forzamos. Sólo les dimos una educación. Les aclaramos por qué dejamos de comer carne. Les dijimos, “Es un pollo de verdad, con una cara y un corazón”. Heather tenía 6 años de edad y estaba acostumbrada a una dieta de carne, pero Mary estaba muy pequeña y el cambio fue fácil. Stella y James nacieron para ser vegetarianos.
Son chicos con compasión, se preocupan por los seres vivientes, y ahora son todos vegetarianos. James es vegetariano estricto. Una vez, Stella llegó a casa y dijo, “Hoy tuvimos una discusión en la escuela acerca de las granjas-fábricas. ¡Yo realmente tenía la conciencia tranquila!” Linda y yo nos miramos y dijimos, “Qué cosa tan bella para dar a tu hijo – una conciencia tranquila”. Lo recuerdo como si hubiera sido ayer.
PETA: Has hablado de la vez que viste a unas ovejas jugar en un campo, y comprendiste que ya no podías comerlas más. ¿Ese fue un momento de cambio?
PM: Fue uno de ellos. Otro sucedió al principio de nuestra relación cuando yo estaba pescando y picó uno. Comprendí que lo estaba matando cuando lo sacaba y pensé, “Le estoy quitando la vida – y no quiero hacer eso”. Así que lo regresamos al agua. Eso fue el fin de la pesca. Seguimos comiendo caviar por un tiempo porque pensabamos que nadie era dañado. Pensabamos que alguien “ordeñaba” al pescado para sacarle los huevos. Luego supimos que a la madre esturión la abren por la mitad y los huevos caen. Eso terminó con el caviar.
Otro momento de cambio fue cuando ibamos manejando detrás de un camión lleno de pollos – cinco o seis hileras de pequeños pollos con sus plumas de fuera. Nos parecieron muy simpáticos y Linda les tomó unas fotografías. Luego, el camión entró a una fábrica llamada Super Chick, y de repente comprendimos lo que les esperaba. Eso realmente nos afectó. Extrañamente, hace cuatro meses, veníamos manejando y regresando de Londres cuando llegamos a un lugar donde sabíamos que había un matadero.
Encontramos a un camión con cuatro hileras de ovejas. Sabíamos exactamente a donde iban. Conocíamos esa desviación. Nos rompió el corazón, y más con todo lo que le estaba pasando a ella. Sabíamos que las ovejas no verían la luz del día siguiente. Derramamos unas lagrimas y seguimos manejando.Le dije, “Está bien, mi amor, tenemos que intentarlo y no dejar que esto nos afecte mucho. Sólo vamos a seguir con nuestro trabajo. Es todo lo que podemos hacer”.
PETA: Así que tu compromiso sólo se ha hecho mas fuerte con los años.
PM: Así es. No tengo nada que lamentar. No extraño ningún plato de carne en absoluto. Extraño el olor del tocino, pero no lo tocaría porque sé de donde viene. Cuando veo tocino, veo un cerdo, veo un pequeño amigo, y es por eso que no lo puedo comer. Es tan sencillo como eso”. Pero sí comería el tocino vegetal de Linda. Toda su comida era tan buena. Una vez, vino Steve Martin a una parrillada. Yo estaba en la parrilla y el dijo, “Ah no, no puedo comer nada de eso”.
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