21 marzo, 2011

HOY SE CUMPLEN 50 AÑOS DE LA PRIMERA ACTUACIÓN BEATLE EN THE CAVERN

`The Cavern’ fue el club más famoso de Liverpool durante los 60, y después del éxito de Los Beatles, también fue considerado el más famoso del mundo. Hoy, tal y como era, no existe. Existen recreaciones (una de las cuales usó 15.000 ladrillos del edificio original) pero 'The Cavern' fue derruida en 1966 y el área Mathew Street fue demolida poco después. Más sobre esto luego, ahora vamos a comenzar la historia por el principio. Spencer Leigh, Adrian Barber, John McNally y Paddy Delaney han hecho posible este regreso al pasado.

El sótano abovedado (casi una cripta) que acogió a 'The Cavern' desde 1957 estaba en el número 10 de Mathew Street, una calle muy céntrica de Liverpool, pero sin un gran atractivo. Whitechapel sí era una calle respetable (allí estaba la sección de discos de la 'NEMS' de Brian Epstein, y muchos otros comercios, y en el siglo XVIII y XIX había acogido a joyeros y relojeros), pero Mathew Street era una calle de almacenes, estrecha, ligeramente curva y poco luminosa. A cada lado, había edificios antiguos de siete pisos que se utilizaban sobre todo como lugares de almacenaje de frutas y verduras, con alguna que otra oficina aquí y allí.

Es casi seguro que todas las edificaciones de la calle datasen del siglo XIX, incluidas sus muchos sótanos. Como ya hemos dicho, entre esos sótanos estaba el que sería 'The Cavern'. Antes de 1957, la función del sotano había sido la de almacén. Uno de los primeros productos que se almacenaron allí fue el 'bacon' irlandés. Después, durante la Segunda Guerra Mundial, el local se utilizó de refugio aéreo (la 'Luftwaffe' de Hitler bombardeó repetidamente Liverpool) y una vez acabada la contienda, el sótano recuperó su función de almacén, esta vez de vinos y licores. Brevemente también acogió a una pequeña empresa de empaquetado de huevos. En 1956, el local estaba vacío, aunque el edificio de siete plantas que tenía encima sí estaba ocupado por una empresa de suministro de equipo eléctrico.

¿Como era 'The Cavern'? Para empezar, se accedía por una puerta estrecha que sólo tenía una bombilla desnuda como iluminación. Después venía una escalera de unos 18 escalones de piedra, tan estrecha como la puerta. Si la escalera era de caracol (en espiral) o no, no lo sabemos. Las escaleras de caracol eran muy populares en la arquitectura británica, hasta el siglo XIX. Por sus características, no es difícil que 'The Cavern' la hubiese podido tener, pero eso plantea el problema de los amplificadores. ¿Cómo podrían subir los amplificadores de bajo del tamaño de un ataúd, que usaban Johnny Gustafson (Big Three) y Paul McCartney por una escalera en espiral que además era estrecha? Supongamos que la escalera era sencilla, de un tramo largo. Una vez que se bajaba, se accedía a tres pequeñas naves en arco, abovedadas, de ladrillo. Las tres estaban conectadas entre sí y no eran muy anchas (diez o doce personas, hombro con hombro, bastaban para ocupar el espacio de pared a pared).

La nave central (la más grande) tenía el escenario al fondo (un tablado, con un piano de pared) iluminado por una bombilla. Delante había unas pocas filas de sillas. Las otras dos naves laterales servían para acoger los urinarios, el camerino, el bar (donde sólo se servían sandwiches, sopa y 'Coca Cola'), el guardarropa y el espacio de baile, espacio que solía llenarse de espectadores. El aforo era, en teoría, de 1000 personas. El local carecía casi de iluminación (excepto en el escenario) y de ventilación. En 1957, a sugerencia de un inspector de Salud Pública, se instaló un tubo de ventilación que unía el sotano con la calle, pero resultaba insuficiente para aligerar la atmósfera húmeda, caliente y un tanto maloliente del club. La posterior colocación de ventiladores tampoco ayudó. En resumen: el cliente habitual de 'The Cavern' sabía que poco después de bajar, estaría sudando a chorros , aunque fuese pleno invierno.

Por si fuese poco, la respiración de la gente se condensaba en las bóvedas y las gotas caían sobre los asistentes  Era como si lloviese sobre mojado (y nunca mejor dicho). Desafortunadamente, de las bovedas de 'The Cavern' no sólo caían gotas de agua. Durante los decenios que habían pasado desde su construcción, el agua de lluvia se había ido filtrando desde la calle hasta abajo. Ese agua fue dejando depósitos de calcio en las bóvedas. Si un grupo tocaba muy alto o si sus amplificadores de bajo eran potentes, una fina lluvia de polvo blanco descendía sobre el público.

Desde el punto de vista de hoy en día, un club como 'The Cavern' no hubiese pasado las inspecciones sanitarias y de seguridad, pero en 1957 la legislación inglesa otorgaba poco poder efectivo a los inspectores de Salud Pública, que podían hacer recomendaciones pero no imponer sanciones ni cerrar locales. Ved otro ejemplo de las carencias de 'The Cavern' en este sentido: el club carecía de salida de emergencia, aunque sobre esto existe cierta discrepancia. Gerry Marsden (de Los Pacemakers) alude a la existencia de una posible segunda puerta de acceso y Paddy Delaney, el legendario portero del local, parece decir que la entrada de Mathew Street era en realidad la entrada trasera a 'The Cavern' (aunque se usase como la principal) y que el club tuvo otro acceso, fuese en la propia Mathew Street o en una calleja trasera. Resulta muy lógico que un sotano dedicado al almacenaje tuviese una entrada más holgada que unas estrechas escaleras, pero también es cierto que, siendo el local de construcción antigua, es factible que varias de sus características arquitectónicas originales se hubiesen ido alterando con el paso del tiempo.

Al final, fueron las deficiencias sanitarias de 'The Cavern' las que iniciaron el principio del fin. Desde que Ray McFall compró el club a su propietario en 1959 hasta finales de 1965, no hubo problemas de importancia en cuanto al mantenimiento del sótano. Los urinarios eran muy escasos para un público medio de 700 personas por sesión, pero la escasez se compensaba con un generoso uso de desinfectantes. Los grupos profesionales, como Los Beatles o Gerry y Cía, que acudían por las mañanas para montar sus equipos para las sesiones del mediodía, encontraban la atmósfera del club casi irrespirable, debido a la acción de los productos químicos usados. El verdadero primer problema serio se detectó en 1965, cuando desde los túneles y locales del tren subterráneo de Liverpool, que pasaba muy por debajo del club, se detectaron goteras de aguas fecales que resultaron provenir de 'The Cavern'.

Según se descubrió, el club no contaba con ningún sistema de evacuación de las aguas sépticas al alcantarillado. Los dueños habían dado por supuesto que existía, pero los desagües sobre los que se montaron los urinarios no conectaban con las alcantarillas, porque en el siglo XIX nadie pensó en que eso fuese necesario para un almacén. A donde realmente se conectaban esos desagües era a un enorme pozo ciego del que empezó a filtrarse su contenido hasta el ferrocarril. La subsanación de todo esto costaba más de 3500 libras a Ray McFall, más de lo que le había supuesto comprar el club, así que se declaró en bancarrota y 'The Cavern', el club original, el mítico, cerró en febrero de 1966.

Aunque las deficiencias fueron corregidas y el club se reabrió en julio del 66 con el mismo nombre, ya no era lo mismo. Los nuevos dueños cambiaron ligeramente el aspecto interno del sótano sin alterar su ambiente propio, y durante unos meses todo parecía ser como antes, pero el 'Mersey Sound' estaba muerto como tal, el club fue perdiendo su reputación mundial y poco a poco fue dando paso a otras actividades distintas de la música, como encuentros políticos y artísticos. Todavía rentable, 'The Cavern' acabó sus días víctima del mismo tren subterráneo que había sido su primera amenaza. En 1973, el ferrocarril iba a ampliarse y uno de sus conductos de extracción del aire tenía que pasar por el viejo sótano. El 27 de marzo de 1973, las excavadoras demolieron el edificio que estaba encima de 'The Cavern' y sepultaron el club bajo los escombros. Una vez terminadas las obras del ferrocarril, el lugar donde estuvo 'The Cavern' quedó convertido en un aparcamiento. No sería raro que parte de la estructura del sótano (los arranques de los arcos, las bases de los pilares) esté todavía intacta debajo del asfalto y del hormigón, aunque lo único que de forma oficial se salvó fueron 15.000 ladrillos del edificio original (no se sabe con certeza si pertenecieron al sótano en sí o al inmueble de encima) y algunos cientos más para vender a coleccionistas.

Durante los años 70, no existía la sensibilidad histórica ni el auge del conservacionismo que vivimos hoy, y eso permitió acabar no sólo con un club de leyenda, sino con toda un área urbana del centro de Liverpool que hubiese merecido mejor suerte.

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