20 septiembre, 2011

El templo del beatlemaníaco

A principios de año abrió en Buenos Aires el primer museo en honor a los Genios de Liverpool en América Latina. Su dueño es el mayor coleccionista de la banda.

Un día, surgió el fan. Rodolfo Vázquez tenía 10 años cuando le regalaron el disco Rubber Soul. Fue escuchar In my life y sentir que la vida, justamente, tenía otro sentido. "Desde ahí morí con los Beatles". Del fan al "juntador" amateur, y de ahí al coleccionista profesional. Eso fue en 1981, en Nueva York. "En una casa de subastas, compré un autógrafo de John Lennon en una fotografía de promoción, certificado. Fue la primera pieza de valor que obtuve".

Le costó 3.000 dólares y una tremenda calentura familiar, ya que acortó en una semana las vacaciones en Disneylandia. "Me gasté la guita y me gané las puteadas correspondientes", recuerda riendo.

Tanta búsqueda, tanto asistir a subastas, tanto intercambio con otros colegas de devoción, terminaron en un museo, el primero y único en América Latina, que abrió sus puertas en Buenos Aires el 3 de enero pasado. Tenía material de sobra al cual acudir.

El argentino Vázquez (54) fue certificado por Guinness en 2001 como el mayor coleccionista de objetos de The Beatles del mundo, condición que aún ostenta. Por ese entonces tenía 5.612 objetos. "Y hoy estoy por los 8.600".

El Museo Beatle está ubicado en Paseo La Plaza, un centro comercial que, a su vez, es un raro oasis de tranquilidad en la ultrasonorizada calle Corrientes. El espacio es chico, apenas unos 30 metros cuadrados. "Estoy tratando de que se me permita ampliarlo". Pero está repleto de la mayor densidad de memorabilia de los Genios de Liverpool del planeta.
de todo. Certified Copy of an entry of birth de John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Richard Starkey (más conocido luego para el mundo como Ringo Starr),
ladrillos originales del mítico club The Cavern de Liverpool, de donde saltaron a la fama, fotos enmarcadas con la formación inicial con Pete Best en la batería... el principio ante todo. Si la muestra se sigue en sentido horario, se respeta el orden cronológico. Desde los orígenes mismos de los músicos hasta la edición de los Anthologies y todo el merchandising que trajeron aparejado.

"La de los Beatles es una colección infinita. No existe banda en la Tierra que haya generado tanta memorabilia", asegura Vázquez. Parece que no queda otra que darle la razón. El coleccionista incluye en su acervo muñecas rusas inspiradas en los músicos, unas 64 cajas de chicles ilustradas todas con distintas portadas de discos, e incluso condones con la imagen de John y Yoko Ono y muñecas.

Entre discos, pelucas, trajes, platos y tazas, autógrafos, cheques firmados, cartas de familiares, tiques a recitales, programas de conciertos, golosinas, muñequitos, juegos de caja y jugos en caja, más un larguísimo etcétera, el museo presenta unas 2.000 piezas. Entre los álbumes, hay especial destaque para la edición discográfica estadounidense del sello Capitol (la de Meet The Beatles, Something New y Beatles `65), mucho menos conocida por estos lares que la "oficial" britálica.

"Hay mucha cosa que no está expuesta", aclara el coleccionista. De hecho, aún no se encuentra a disposición del público aquel famoso autógrafo de John Lennon que sacó a Rodolfo Vázquez de la categoría de mero recolector.

"Este museo es único en América. Ahora abrieron un espacio en el Salón de la Fama del Rock and Roll (en Cleveland, EE.UU.), con 300 piezas aportadas por Yoko y la exmujer de George Harrison. En Hamburgo hay un Museo Beatle que es más grande pero tiene menos piezas. En Liverpool, obvio, está el Beatle Story que es gigante. Pero es más bien gráfico, con mucha escenografía, con el piano blanco de John y eso, en el de Hamburgo hay un submarino gigante... Pero desde el punto de vista de presentar objetos de colección, no hay ningún lugar como éste", asegura.

complejo. El Museo Beatle forma parte de un complejo mayor inaugurado en 1998, The Cavern Buenos Aires, también propiedad de Vázquez, que da idea -una más- de la magnitud de su fanatismo. Uno al lado del otro están The Cavern Club- Beatle Café, The Star Club Café, The Cavern Pub, The Cavern Garden y la sala teatral John Lennon, donde se han desarrollado 35 puestas en escena.

En sus escenarios -que a fines de noviembre celebran la "Semana Beatle", donde bandas tributo de toda la región compiten para ir a tocar a Liverpool- han pasado músicos que mucho tuvieron que ver con los inicios del grupo, como Tony Sheridan o el mismísimo Pete Best.

"Siempre digo que The Beatles fueron un rompecabezas perfecto. Se juntaron cuatro tipos tales que, cuando alguien intentó meterse (Yoko Ono), explotó todo. Yo tuve oportunidad de conocer a Pete Best, que estuvo acá y se quedó en mi casa una semana. Tengo tambores de él y todo. Pero conociéndolo... te das cuenta que no era una pieza de ese conjunto. Ringo es Ringo".

 Palabra de experto, la misma que señala a Paul como su "pieza" favorita de ese rompecabezas, que elige a The long and winding road o In my life como su mejor tema, y no se decide entre Sgt. Pepper`s o el White Album a la hora de elegir un disco. El mismo que se da el lujo por el que mataría cualquier integrante de la beatlemanía: ser dueño del Cavern, de un Cavern.

"Somos la única sucursal en el mundo del Cavern de Liverpool. Tenemos un acuerdo de palabra con sus dueños para usar el nombre, solo por amistad", dice Vázquez, sin disimular su entusiasmo.

fuente
http://www.elpais.com.uy/suplemento/ds/el-templo-del-beatlemaniaco/sds_593790_110918.html

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