01 mayo, 2012

Y los Beatles conquistaron América


¿Cómo fue el desembarco en la tierra de las oportunidades para el grupo de Liverpool? 'Rolling Stone' recuerda aquel 9 de febrero de 1964, día en el que The Beatles actuaron en el famoso programa de Ed Sullivan y en el que se ganaron los corazones de los norteamericanos.

Y los Beatles conquistaron América
Los Beatles en un momento de su actuación en The Ed Sullivan Show.

Poco después de las ocho de la tarde del domingo 9 de febrero de 1964, un hombre bajo y con rasgos de sabueso –Ed Sullivan, presentador del espectáculo de variedades de más audiencia de la televisión estadounidense– se dirigió a los millones de espectadores: “Todos comparten mi opinión de que este país nunca ha estado tan emocionado como lo está ahora, con la llegada de estos chicos de Liverpool”. Ya nada sería igual. Gracias a su aparición en The Ed Sullivan Show, los Beatles conquistaron Estados Unidos, América entera y el resto del mundo.

 
Ed Sullivan pronunció las siete palabras más importantes de la historia del rock and roll en la televisión: “¡Señoras y señores, los Beatles! ¡Aquí están!”. Ninguno de los presentes volvió a oír nada en los siguientes ocho minutos por encima del monzón de gritos de adolescentes que se desencadenó. Los Beatles –John Lennon, de 23 años; Paul McCartney, de 21; Ringo Starr, de 23; y George Harrison, al que le faltaban dos semanas para cumplir los 21– arrancaron su debut en directo en el continente americano con All my Loving, Till there was you y She loves you. Cuarenta minutos más tarde, después de las actuaciones de otras estrellas, los Beatles volvieron para interpretar las dos caras del primero de sus singles, que había alcanzado el número uno en Estados Unidos: I saw her standing there y I want to hold your hand.

“Pero no se oía nada de lo que tocaban”, dice John Moffit, director asociado de The Ed Sullivan Show. “Los gritos del público superaban el sonido que salía de los amplificadores. Los cámaras no oían nada. Ni siquiera el público oía, aparte de los gritos propios”, continúa. El ayudante de producción Vince Calandra ya trabajaba en el programa en 1957, cuando Elvis Presley apareció por tercera y última vez. “La reacción de los chicos entonces”, dice, “no tuvo nada que ver con la que provocaron los Beatles”.

El propio Lennon no daba crédito a la entrega del público a pesar de que estaba acostumbrado a ser perseguido por multitudes histéricas en el Reino Unido. “Son salvajes. Todos parecen haberse vuelto locos. Nunca en mi vida he visto nada parecido”, dijo de los estadounidenses.

 
Mientras tanto, más de 73 millones de personas estaban viendo la actuación de los Beatles por televisión. Por aquel entonces, fue la mayor audiencia jamás alcanzada por un programa de la pequeña pantalla. Hoy día, sigue en los primeros puestos. Los estadounidenses disfrutaron entonces del espectáculo completo, música incluida. No se perdieron ni un “yeah, yeah, yeah” en She loves you ni el salvaje “woooo” de I saw her standing there.

El rock & roll era, en 1964, una presencia establecida en la parrilla televisiva estadounidense. Pero Sullivan (que tenía ya 62 años en aquella época y que murió en 1974, con 73) fue el primero en meter en los conservadores hogares americanos la beatlemanía y, con ella, la explosión de ferocidad liberadora, tanto sexual como musical, que representó.

 En una hora y tocando sólo cinco canciones, el grupo británico más candente del momento se convirtió en la banda más importante de Estados Unidos, transformando inmediatamente el carácter y el futuro de toda una generación. En el plató, en un momento del concierto, uno de los músicos de la orquesta del programa le dijo a un compañero tan perplejo como él: “¿Y éstos son [señalando al público en éxtasis] los que van a mandar en este país dentro de veinte años?”. La respuesta, por supuesto, era sí.

“John y yo sabíamos que estábamos escribiendo buenas canciones”, dijo McCartney en 'ROLLING STONE' en 1987. “Había que ser muy tonto para escuchar lo que estábamos haciendo y no decir: ‘Esto mola’… Creíamos que podía irnos bien hasta en Estados Unidos. Uno de nuestros mayores atrevimientos fue decirle a Brian Epstein [su mánager]: ‘No vamos a ir a América hasta que no tengamos un single número uno allí’. Eso marcaría la diferencia”, explicaba McCartney.

Sin embargo, los Beatles nunca habrían llegado tan alto y tan rápido sin aquella aparición en el programa de Ed Sullivan, que era toda una institución desde 1948. El 31 de octubre de 1963, Sullivan estaba en el aeropuerto de Londres con su mujer cuando se cruzaron con los Beatles, que volvían de una gira por Suiza. Les esperaba una recepción multitudinaria.

Al principio, Sullivan pensó que la que llegaba tenía que ser la Reina Madre. Diez días después, estaba de vuelta en Nueva York negociando con Epstein.

Aunque técnicamente Sullivan no dejó que los Beatles fueran las estrellas del programa (ese honor se lo reservaba a sí mismo cada semana), sí les garantizó un tiempo en el aire excepcionalmente largo: abrirían y cerrarían el programa el 9 y el 16 de febrero (la segunda fecha desde un hotel de Miami). A eso se le añadiría otra aparición que se grabaría el mismo 9 de febrero y se emitiría el 23. A cambio, los Beatles recibieron sólo 10.000 dólares [6.800 euros] por los tres días, cuando otros grupos se embolsaban 7.500 [5.000 euros] por una sola actuación.
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14 de febrero de 1964. Los chicos ensayan para el programa, relajados, tanto que George no lleva pantalones.

 
Harrison fue el primer beatle en desembarcar del vuelo 101 de Pan American en el recién bautizado aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York, la tarde del viernes 7 de febrero de 1964. Le siguieron Lennon (con gorro de cuero), McCartney y Starr.

Desde ese mismo momento, los Beatles se mostraron agradables, divertidos, encantadores y sorprendidos. La cadena de televisión británica Granada había enviado a los realizadores Albert y David Maysles (que luego grabarían el documental Gimme Shelter, sobre una gira de los Rolling Stones) para acompañar a los Beatles en su periplo estadounidense. Ese material (editado en 2004 en dvd con el título The Beatles in America) captura al grupo dominando perfectamente el revuelo que levantaban y, al mismo tiempo, impactados por él. 

En una escena de su primer día en el Hotel Plaza de Nueva York, los Beatles aparecen sentados en su suite, hipnotizados por las imágenes que emitía la televisión: ellos mismos bromeando con los periodistas en una conferencia de prensa a su llegada al aeropuerto. “¿Vais a cantarnos algo?”, preguntaron los comunicadores. Lennon: “No, antes tenemos que ver la pasta”. Otra pregunta: “¿Cuál es el secreto de vuestro éxito?”. Starr: “Que tenemos un agente para tratar con la prensa”). “Afortunadamente”, recordaba McCartney en 1987, “no sabíamos nada sobre Estados Unidos. Lo único que teníamos eran nuestros sueños sobre el país. Si no, hubiéramos estado mucho más intimidados”. “Tenían mucha confianza en sus posibilidades”, dice Louise Harrison, la hermana de George, que vivía en Estados Unidos y estuvo con la banda esos días. Sigue: “George me dijo una vez que sentía lástima por Elvis Presley: ‘Él sólo era uno, mientras que nosotros éramos cuatro. Pasara lo que pasara, todos estábamos metidos y podíamos reírnos de ello”.

Cuando no estaban grabando o atendiendo a la prensa, los Beatles esperaban tranquilamente en el backstage bebiendo Coca-Cola. Pero en todo lo que tenía que ver con la música, tenían el control.

Después de uno de los ensayos, Lennon y McCartney entraron a la cabina del realizador para oír la grabación. Fue una deferencia histórica: a los artistas no se les permitía entrar allí y mucho menos se atendían sus sugerencias respecto al sonido. “Fue increíble”, recuerda Calandra, ayudante de producción de la época, “pero no querían la mezcla clásica de Sullivan, en la que las voces mandaban sobre la música y el ruido se suavizaba. Querían las voces y las guitarras al mismo nivel”. “Pero lo decían todo tan educadamente: ‘¿Podríamos hacer esto?’, ‘¿me permitís una propuesta?'. Eran muy respetuosos y agradables. Y consiguieron la mezcla que querían”, añade Calandra.

El único momento de tensión que recuerda Calandra fue cuando Epstein intentó meterse en el terreno de Sullivan: “Cuando Ed escribía sus textos para el programa, nadie podía meterse”. Sin embargo, Epstein, que se ocupaba meticulosamente de cada detalle de la imagen pública de los Beatles, se acercó al presentador mientras escribía y le dijo: “Me gustaría conocer el contenido exacto de su presentación para los Beatles”. Sullivan le miró y respondió con frialdad: “Me gustaría que se perdiera”.

Los Beatles estuvieron en el aire esa noche unos 13 minutos, pero esas imágenes han sido fundamentales para la iconografía del rock: el corte ajustado de sus trajes negros; el movimiento ondulante de los cuatro cortes de pelo mientras cantaban al unísono She loves you; los planos individuales de cada uno de los Beatles con su nombre sobreimpresionado en la pantalla y, debajo del de John, el famoso “se siente chicas, está casado”. Después de las tres emisiones de los Beatles, Sullivan siguió invitando a alguna banda de rock prácticamente todas las semanas: Rolling Stones, Supremes, Byrds, Doors, Santana, Creedence Clearwater Revival, Janis Joplin… todos pasaron por allí.

Tras la expedición americana nada volvió a ser como antes para los de Liverpool. Con su conquista de The Ed Sullivan Show y, por extensión, de Estados Unidos, se convirtieron en la banda de pop más importante del mundo. Aún lo son. Y el rock and roll se ha convertido en una presencia constante en los televisores del mundo entero. Todas las retransmisiones musicales, los canales dedicados al rock y hasta los documentales que exploran las intimidades de los músicos descienden de esa noche del 9 de febrero de 1964. En el escenario del estudio desde el que se emitía The Ed Sullivan Show siguen actuando grupos cada noche: el local alberga ahora el programa de David Letterman.

Louise Harrison recuerda el día que, en casa de su hermano en Friar Park, Inglaterra, vieron el material grabado por los hermanos Maysles. Fue años después de la separación de los Beatles. “George estaba viéndose a sí mismo, con los Beatles, bajando la escalerilla de aquel avión”, dice Louise. “Y me dijo: ‘Si hubiéramos tenido la más remota idea de lo importante que iba a resultar todo aquello, habríamos estado muertos de miedo. Pero míranos: un puñado de chavales impertinentes. Lo único que queríamos era pasárnoslo bien”.

DIRECCIÓN DE LA NOTICIA / AUTORIA:

Por David Fricke

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