07 julio, 2013

Los Beatles y sus puentes con la cultura (I)

It’s getting better all the time


 
It’s getting better all the time
 
Año 1967: los Beatles publican 'Sgt. Peppers...' y 'Magical Mistery Tour'.
07 DE JULIO DE 2013
  Todavía resuena, en algún lugar de la conciencia colectiva, una idea primitiva acerca del pop y de la cultura de masas: que son producciones secundarias, de una profundidad inferior, lejos en calidad y durabilidad de la altísima cultura de la música clásica, los textos de Goethe y Cervantes o las esculturas del Renacimiento. El prejuicio de la alta cultura a veces se mete en el medio cuando llega la hora de abrir los ojos y los oídos a esas voces que inauguran nuevos cánones en el acto mismo de hablar.

Era un 9 de febrero de 1964 y un célebre conductor televisivo presentaba a un cuarteto de muchachos ingleses; la eufórica audiencia se encontraba ante uno de los hitos culturales más importantes del siglo XX: los Beatles daban su primer concierto en Estados Unidos, en el show de Ed Sullivan, y la cultura popular nunca volvería a ser la misma.

 Desde su primer single, “Love Me Do”, publicado en octubre de 1962, los Beatles habían ganado rápidamente el nivel de acto central de la música pop en Inglaterra. Pero no fue hasta su llegada a Estados Unidos –lo que se conoce como la invasión británica– que los Beatles se convirtieron en el fenómeno musical más importante de la era del rock. La masividad que habían entrevisto Chuck Berry y Buddy Holly, esa que había sabido conquistar Elvis, se rendía ante los muchachos venidos de una insignificante ciudad portuaria de Gran Bretaña.

Si los Beatles nos hubieran dejado sólo ese puñado de canciones propias y reversiones de clásicos de rock and roll que componen sus primeros discos, quizás hoy los recordaríamos como se estudia a The Shadows, The Yardbirds o The Animals: bandas que alcanzaron un éxito rápido pero no trascendieron. Bandas que le dieron a la industria de la música lo que la industria pedía: éxitos, canciones pegadizas, venta de discos. Paradójicamente, los Beatles se convirtieron en la banda más importante de la historia y la que más vendió en el proceso mismo de escapar de ese mecanismo y alejarse de la escritura de éxitos para la radio.

Los primeros discos de la banda (Please Please Me, With The Beatles, A Hard Day’s Night e incluso Beatles for Sale), publicados entre 1963 y 1964, muestran a los Beatles como unos buenos muchachos que recuperan la herencia del rock and roll norteamericano de los años cincuenta y lo convierten en algo accesible a la nueva generación, los hijos de la segunda posguerra. Es cierto que hay algunos giros estilísticos interesantes ya desde esos primeros tiempos. “A Hard Day’s Night”, por ejemplo, muestra una reelaboración llamativa de la melodía y la armonía clásica del blues; “And I Love Her” introduce una modulación armónica, entre estrofa y estribillo, inusual en la música pop (un cliché recuperado de la música del romanticismo); “Till There Was You” era una reversión de una balada de un musical clásico (ese tipo de préstamos entre estilos no era algo tan común en la época).

No obstante, esos avances, desarrollados en los discos de 1963 y 1964, parecen minúsculos al compararlos con el exacerbado crecimiento musical de la banda a partir de 1965. Los Beatles ya habían dejado claro que eran la banda más importante del mundo. Estaban en los diarios, la radio y la lista de éxitos constantemente. Ese reconocimiento les permitió alejarse de su zona de comodidad para empezar a abrir nuevos caminos al mezclar géneros e influencias y releer la música que amaban sin la presión de tener que escribir siempre canciones exitosas. Además, la exposición a la música y la poesía de Bob Dylan les dio un impulso fundamental para dejar de escribir canciones románticas para sus fans e intentar una poética propia y original.

Dieron un paso enorme hacia adelante con el disco Help!, la banda sonora de la película homónima, que contenía canciones como “You've Got To Hide Your Love Away” (que muestra la enorme influencia de Dylan) y “Yesterday” (la primera canción del cuarteto con la participación de un único integrante, el compositor Paul McCartney, que canta sobre un arreglo de cuerdas bastante clásico). Su siguiente disco, Rubber Soul, también de 1965, fue quizás el primer gran intento de obra orgánica, que mezclaba influencias del Rythm and Blues (“Drive My Car”), introducía instrumentación oriental por primera vez en el pop occidental (“Norwegian Wood”), se adentraba en indagaciones existenciales y hasta seudoreligiosas (“Nowhere Man”, “In My Life” o “The Word”). La evolución continúa con Revolver, disco publicado en 1966 y para muchos el mejor de su carrera, en el que la identidad musical de la banda y el crecimiento constante se vuelven marca registrada. Revolver es una punto de quiebre en el crecimiento de la banda y se convierte en una brújula para los años siguientes. Entre las muchas particularidades de este disco, sobresale la incorporación de un texto literario y religioso, el Libro Tibetano de los Muertos, como la inspiración fundamental de la canción “Tomorrow Never Knows”.

 Esa referencia literaria nos lleva al punto crucial detrás de estas páginas. Los Beatles, en su inmensa obra que marca para siempre la música popular, logran la versatilidad artística en un diálogo constante con otros textos. Un filósofo ruso, Mijaíl Bajtín, concebía el lenguaje como un organismo que crece como puente entre textos. Las palabras no nacen y mueren en soledad; siempre hay otras palabras, dichas por otros sujetos, que sirven como trasfondo para el nacimiento de todo discurso. El enfoque de Bajtín, muy sociológico, suele denominarse dialogismo y, en elaboraciones posteriores, fue asociado con el concepto de intertextualidad.

En esta serie de artículos voy a desarrollar la forma en la que los Beatles evolucionaron artísticamente a partir de esta cualidad del lenguaje. Intentaré demostrar que una de las características de la obra madura de los Beatles es la inclusión de una variedad de textos ajenos a través de mecanismos que tienden a lo que Bajtín entendía como dialogismo y que también, muchas veces, puede entenderse como intertextualidad. Me voy a concentrar en 2 discos centrales de la carrera de los Beatles, ambos publicados en 1967: Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band y Magical Mystery Tour. En estos dos discos confluye y alcanza su madurez toda la experimentación previa.

Los Beatles crearon una obra musical y literaria que desafía los prejuicios. Pasan los años y seguimos volviendo a sus canciones con una especie de fascinación primigenia que se pasa de padres a hijos sin esfuerzo. Cuatro muchachitos nos siguen repitiendo, a más de 50 años de su primera grabación, que no se trata de una lucha entre alta cultura y cultura de masas. El arte tiene el poder de ignorar los muros.

Estos son los discos que estudiaremos, para comenzar la escucha:Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band ( Youtube ) y Magical Mystery Tour ( Youtube ).

 Este artículo forma parte del Número 1 de la Revista Protestante Digital Verano. Puedes leerla a continuación o descargarla aquí (PDF) .

fuente:
http://www.protestantedigital.com/ES/Magacin/articulo/5697/Its-getting-better-all-the-time
Lucas Magnin

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