El ex Beatle es un manojo de nervios. Paul McCartney confesó ayer sus nervios por tocar frente al presidente estadounidense, Barack Obama, quien ha decidido rendir su particular homenaje al ex Beatle y hacerle entrega del premio Gershwin por su magnífica contribución al mundo de la música.
McCartney, que ha confesado ser 'fan' de Obama, parece aún no creerse este reconocimiento. "Para un niño británico que creció en Liverpool, la Casa Blanca es algo bastante especial", dijo en una rueda de prensa previa al concierto que concedió en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.
Esta noche Paul será la estrella indiscutible de la Casa Blanca y lejos quedará el incidente acaecido hace tan solo unos días en México donde un grupo de jóvenes sembró el pánico al asaltar el coche donde viajaba el interprete y comenzar a saltar sobre el techo del automóvil.
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