El disco que Paul McCartney quiso hacer con The Beatles
Cuando se reveló el título del álbum en solitario número 15 de Paul McCartney, “Kisses on the bottom”, la prensa inglesa reaccionó con risa e incredulidad. Ocurre que la frase tiene varias interpretaciones, una de las cuales -la más literal, de hecho- es “besos en el trasero”.
Y aunque es una frase que se usa generalmente en la onda paternal, refiriéndose a los arrumacos a un bebé, finalmente el ex Beatle aclaró que la idea era bastante más inocente: despedirse con besos al final de una carta, siendo “bottom” no un sinónimo de “trasero”, sino de “final”.
Como sea, el disco -que sale a la venta mundialmente este lunes- es una colección de doce covers y dos canciones originales que remiten al pop que inspiró a Macca desde su más tierna infancia. Canciones como “Bye bye blackbird” o “It’s only a paper moon” fueron algunas de las primeras melodías que escuchó el bajista cuando eran tocadas al piano por su padre en su casa de Liverpool.
En diversas entrevistas, Sir Paul ha dado a entender de que intentó sacar este disco varias veces mientras estaba en The Beatles y también al principio de su carrera solista. “Quería hacer esta música con The Beatles. Pero nunca pude concretarlo, porque estábamos escribiendo Sgt Pepper o el álbum blanco”, contó en una conferencia web con medios británicos.
“Cada vez que me enfocaba en este álbum, alguien más lo hacía antes. Entonces me decía no puedes hacer esto ahora porque va a parecer que te estás subiendo al carro de otro. Pero ahora decidí que lo iba a hacer sin preocuparme del mercado”, agregó.
El resultado ha sido interpretado como una especie de homenaje a su infancia por un lado y por otro una declaración de amor a su nueva esposa Nancy Shevell.
Escuchando el adelanto, la crítica ha levantado al pulgar al disco, aunque sin gran euforia. El diario “The Guardian” ha sido el más entusiasta, con el cantante Jamie Cullum reseñándolo con aplausos. “Este álbum suena como vacaciones, una sonrisa y una carta de amor”, escribió Cullum.
“A diferencia de Rod Stewart y otros envejecidos ídolos del pop que se han refaccionado como crooners retro, McCartney no tiene la necesidad de construir una nueva carrera para hacer versiones de viejos temas y el disco funciona muy bien.
Suena como un regalo romántico para su nueva esposa y un saludo sentimentalista a su propia infancia”, escribió Neil McCormick en el “Telegraph”.
Paul McCartney
febrero de 2012
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Foto: Divulgación
Daniel Vega
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