25 noviembre, 2009



Como ya os comente el otro día, se esta acercando el 8º Aniversario de la muerte de George Harrison y yo desde este espacio le quiero hacer mi pequeño pero muy especial homenaje.


Hoy os pongo unas noticias que aunque son antiguas, tienen mucha importancia.


George Harrison quedó "conmocionado" tras la fama alcanzada por The Beatles


Lunes 6 de Agosto de 2007 LONDRES.


- El guitarrista británico George Harrison quedó "muy conmocionado" por la fama mundial que logró su banda, The Beatles, contó su viuda Olivia.

Harrison sufrió "mucho estrés" cuando el legendario grupo alcanzó fama internacional en los 60 y tras ese ascenso el guitarrista "pasó el resto de su vida viajando por el mundo, para encontrar un paraíso tranquilo lejos de su estatus de celebridad".

Olivia, que se casó con Harrison en 1978, declaró que el músico "quedó muy conmocionado por la experiencia de los Beatles". "Literalmente en estado de shock", dijo la viuda de Harrison.

"Él odiaba los ruidos fuertes. Imagínense tenerlos todo el día, cada día, por cinco o seis años. La gente gritaba cada vez que ellos aparecían, se les tiraban encima del coche, se acercaban a la ventanilla.

Y también estaban las amenazas de muerte. George quiso siempre estar muy lejos de eso. Y quería también estar bajo el sol", contó Olivia. "George estuvo siempre en la búsqueda permanente de alejarse lo más posible de todo.

A veces pienso que él viajaba por el mundo simplemente para hallar la soledad", agregó la mujer.

Harrison murió a causa de un cáncer en su mansión de Hollywood Hills, en Los Angeles, en noviembre de 2001.



Del libro All Things Must Pass, The Life Of George Harrison de Marc Shapiro. Segmento del Capítulo 14.


George Harrison tenía un historial de no ser afecto a ver doctores desde los días de The Beatles, cuando comúnmente aguantaba tener gripe o catarro y sólo sucumbía a un tratamiento médico como el último de sus recursos.

Años después, prefirió depender de las oraciones o de elementos más espirituales del misticismo hindú para curar sus padecimientos, frecuentemente con resultados poco exitosos.


Sin embargo, George supo que era el momento de consultar un doctor en julio de 1997 cuando, mientras trabajaba en su jardín, se descubrió un bulto en la nuca. Temiendo que pudiera ser canceroso, ingresó a un hospital y en unos días éste fue diagnosticado como tal. Le fue removido poco después. Sólo 4 años después confesó que había tenido una segunda operación durante ese periodo en la cual se le quitó una porción de un pulmón.


George había pasado por las primeras etapas del cáncer y sus doctores tenían la certeza de que lo habían detenido a tiempo. “Afortunadamente para mí encontraron que este nódulo era más una advertencia que otra cosa”, dijo George refiriéndose a este tiempo. “Hay muchos tipos de células cancerosas y este tipo era muy básico”.


Desafortunadamente este incidente también fue parte de la montaña rusa que era la vida de George Harrison. Los buenos periodos de su vida inevitablemente eran seguidos por periodos de enfermedades y/o depresión. En muchos casos hasta coexistían. Años después se divulgó que en el periodo de 1985 a 1996, cuando la vida pública y privada de George parecía estar en ascenso, su sentido de la seguridad fue violado constantemente. Desde principios y hasta mediados de los 90, George y Olivia recibieron numerosas amenazas de muerte vía correo postal. También habían habido varios intentos de traspasar a la residencia de George que, afortunadamente, habían sido detectados a tiempo.


En uno de los casos más extremos, los reportes del FBI señalaron que, en 1993, se había interceptado un pirómano estadounidense que había planeado matar a George y a su familia al incendiar su residencia. La ironía fue que George había hecho fácil que tales intentos de ataques se dieran. Desde el día en el que se cambió a Friar Park, a finales de los 60, George había gastado millones de libras en diseñar su propiedad como un lugar paradisíaco. Su insistencia de que ésta tuviera un estilo natural tuvo como resultado la construcción de una red de pasajes subterráneos escondidos, cuevas y canales de agua.


Y aunque, años después, gasto otros millones de libras en un sistema de seguridad de alta tecnología que incluía reflectores, video cámaras y una cuadrilla de perros guardianes con todo y sus entrenadores, los pasajes subterráneos y las cuevas comúnmente no estaban monitoreadas y ofrecían un acceso fácil para cualquier intruso. El yin y el yang de la personalidad de George también estaba marcado por el hecho de que, a pesar de su paranoia en relación a la seguridad y la privacidad, siguió siendo el más sociable de los ex Beatles y el único que estaba dispuesto a platicar con los fans.


Esto fue confirmado con el hecho de que a George se le vela frecuentemente en las calles de Henley-on-Thames en uno de sus muchos coches o caminando o tomando algo con su pequeño círculo de amigos en el pub local. Consecuentemente, mientras George parecía estar muy preocupado por su seguridad, al mismo tiempo y tal vez de manera inconsciente, parecía tentar al destino al ponerse en situaciones potencialmente peligrosas. Pero cuando de su salud se trataba y sobre todo en sus últimos años, George parecía aceptar su vulnerabilidad y le ponía atención a todos los signos de advertencia.


Y cuando no lo hacía, Olivia era rápida en darse cuenta cuándo su esposo se vela enfermo y se encargaba de que recibiera tratamiento. Después de sus cirugías de 1997, George permaneció recluido y realizó apariciones ocasionales en el pub local aunque primordialmente se mantuvo en su mansión jugando el rol de esposo y padre. Los visitantes a su casa notaron una fragilidad marcada del músico pero asumieron que era la consecuencia de sus operaciones.


Lo que no sabía era que, en 1988, George se sentía enfermo nuevamente, tanto, que de manera voluntaria solicitó a los doctores que lo checaran nuevamente. Lo que descubrieron fue que el cáncer había regresado, en esta ocasión hospedándose en su garganta. Se le aplico de manera inmediata un tratamiento de radiaciones. Después de la conclusión de éste, el grupo de médicos que atendía a George anunció que el tratamiento había sido exitoso y que George se encontraba en plena recuperación. “No me voy a morir aún”, señaló George en una declaración a la prensa después del fin de su tratamiento. “Tengo mucha suerte”.


Inspirado y sintiéndose afortunado por sus recientes victorias ante el cáncer, George se dedicó a componer canciones de tiempo completo. En esta ocasión, sin embargo, había un sentido de la urgencia. Era como si George supiera que su tiempo en este mundo estuviera terminando y se sentía en paz con tal hecho. Sus canciones fueron filosóficas y autobiográficas, espirituales y poderosas. Durante una entrevista con el escritor Timothy White de la revista Billboard, George se sintió tan cómodo con su nueva músico que rompió su propio código de privacidad y le mostró los demos de sus canciones nuevas, Valentine, Pisces Fish y Brainwashed, las cuales según le dijo a su entrevistador, estarían en un álbum que llevaría por título Portrait of a Leg End.


George estaba escribiendo como si cada una de sus declaraciones musicales fuera la última. Para 1999, George se sentía realmente inspirado. A las 3 de la mañana del 30 de diciembre de 1999, George y Olivia se despertaron con el sonido de vidrios rotos. Alguien estaba en la casa. George salió de la cama y cautelosamente caminó a lo largo de pasillo y bajó las escaleras en donde se encontró cara a cara con Michael Abram, un ex adicto a la heroína de 34 años quien, de acuerdo a los reportes psiquiátricos posteriores, estaba convencido de que The Beatles eran brujas y que estaban adentro de su cabeza desde donde le ordenaban qué hacer. Tenía un cuchillo en las manos y un tubo que había extraído de una estatua. George percibió locura en sus ojos.


No sabía qué hacer así que empezó a entonar un cántico hindú. “Le grité: ‘Hare Krishna, Hare Krishna’”. Abram le clavó el cuchillo de 25 centímetros de largo a George en el pecho. El arma no tocó su corazón pero si le perforó el pulmón. La sangre brotó de su pecho y de su boca. En un intento por que Abram no encontrara a su familia y reuniendo la poca fuerza que le quedaba, George brincó hacia Abram y ambos rodaron en una pelea en la cual la sangre de George saltó hacia las paredes.


Al escuchar la pelea y los gritos angustiados de su esposo, Olivia salió hacia el pasillo, buscó algo con qué atacar y lo encontró en un busto de cobre. Corrió escaleras abajo sólo para encontrar que George estaba sangrando y tratando de controlar a su atacante. “Nunca había visto a mi esposo así”, señaló Olivia en el testimonio de la corte. “Le pegué al hombre en la cabeza tantas veces como pude y con toda mi fuerza. Mi esposo gritaba: ‘¡Acábalo! ¡Acábalo!’”. Abram giró sólo para aventar a Olivia hacia el piso. Se paró rápidamente de nuevo y le siguió pegando hasta que éste cayó al piso. Para este momento, un sirviente, conmocionado por una escena que sólo se escuchaba a lo lejos, había llamado a la policía.


George y Olivia permanecieron junto a su atacante inconsciente hasta que la policía llegó y lo arrestó. George y Olivia fueron trasladados al Hospital Royal Berkshire en Reading en donde George fue admitido a las 5:45 a.m. Mientras vela cómo los doctores lo atendían se encontraba en shock. Su miedo a los intrusos y a los ataques fatales de muchos años finalmente se había vuelto realidad. George tenía problemas para respirar. La perforación del cuchillo que no llegó al corazón, sí le perforó un pulmón y este se colapsó de manera parcial.


Los doctores le introdujeron un tubo para sacar el exceso de fluido y de aire del pulmón y, de acuerdo al vocero del hospital Mark Gritten, ambos habían sufrido traumas por el ataque pero George no había perdido el sentido del humor. “En un momento dijo: ‘El hombre no era un ladrón pero ciertamente no estaba audicionando para los Traveling Wilburys’”.


A las 3:00 p.m. del día del ataque, George fue transferido a una unidad especial de traumatología del Hospital Harefield de Londres. Olivia, que únicamente tenía golpes leves, se encontraba junto a George. Una vez que se empezó a saber sobre el ataque, Olivia fue señalada como heroína. “Olivia le dio una buena golpiza a Abram”, relató uno de los policías en la escena, “y probablemente le salvó la vida”. Una amiga cercana de Olivia, Elizabeth Emanuel, declaró cuando escuchó la noticia que “estando en forma y fuerte, me imagino que fue muy valiente en esas circunstancias”. La condición de salud de George cambió de crítica a estable dentro de las primeras 24 horas después del incidente.


El director del Hospital Harefield, el Dr. Andrew Pengelly, reportó que mientras el cuchillo era largo, la hoja no había perforado ningún órgano vital. “Pudo haber sido mucho peor”, dijo. La noticia del ataque se supo en el mundo en cuestión de horas y provocó declaraciones de muchos notables dentro del universo Beatle.


La declaración pública de Paul McCartney incluía lo siguiente: “Gracias a Dios que George y Olivia se encuentran bien. Les envío todo mi amor. No tengo más comentarios que hacer”.


De Ringo llegó este texto: “Tanto Bárbara como yo nos encontramos en shock por este incidente. Les enviamos a George y a Olivia nuestro amor y deseamos una pronta recuperación para George”.


El productor George Martin emitió esta declaración: “George lleva una vida muy tranquila. Es un hombre muy consciente. No le gusta más que trabajar en su jardín. George es una persona de paz que odia cualquier tipo de violencia”.


Yoko Ono, a nombre de la fundación Lennon, declaró: “Mi corazón va hacia George, Olivia y Dhani y espero que se recupere rápidamente”.


La prensa no se dio abasto con los reportes de que tanto Paul como Ringo habían fortalecido sus cordones de seguridad dado que el ataque a George había sido parte de una conspiración cuyo objetivo era asesinar a los Beatles restantes. Para el 31 de diciembre la condición de George había mejorado. Los doctores reportaron que estaba tomando antibióticos. También señalaron que sus manos tenían heridas provocadas en su intento por defenderse.


El 1 de enero se le practicaron más exámenes para determinar si se podría darlo de alta. Se esperaba que estuviera totalmente recuperado de sus heridas tres semanas después. George había ya recuperado su sentido del humor y bromeaba constantemente con Olivia y los doctores. “Puedo ver los encabezados ya: George tuvo una noche de un día difícil”.


Sin embargo, atrás del buen humor, había una preocupación legítima por el estado de su salud mental. A pesar de que le habían asegurado que las heridas de sus manos se curaría, George se sentía aterrorizado ante la idea de no poder tocar de nuevo.

El historiador beatlero Ray Connolly añadió combustible a la especulación cuando fue entrevistado días después del ataque. “Estará asustado pero es una persona sensata”, relató Connolly. “Ha sido infeliz por haber sido un Beatle durante muchos años pero ahora creo que se distanciará mentalmente aún más de la idea”.

Ese primer día del año se reportó que George estaba recuperando la salud aunque los doctores decidieron que se quedara en el hospital una semana más. Sin embargo, esa tarde George fue dado de alta y se fue a casa. A solicitud de él, el hospital sólo declaró que ya no se encontraba en sus instalaciones un día después. Y con mucha razón.

George quería evitar cualquier publicidad relacionada con el incidente y sabía que esto no iba a ser fácil. Los alrededores de Friar Park tenían ya a una multitud y la policía se encontraba ahí para controlarlas. Una vez en casa, George entró en depresión al sentir su vulnerabilidad y entender plenamente el horror que había invadido su vida. Después de varios días, George decidió que el mejor lugar para estar sería su casa en Hawai.

Sin embargo, tuvo que cancelar esos planes cuando descubrió que el 23 de diciembre la policía de Maui había arrestado a Cristin Keleher, una mujer de 27 años que ingresó a su residencia de Hawai porque tenía “una conexión psíquica” con George. Este hecho sumergió a George aún más en la depresión. Su único proyecto público durante el año 2000 fue una simple reunión de músicos en la cual tocó la guitarra en la canción “How Far Have You Come” del grupo Rubyhorse.


Continuó componiendo pero su estado de ánimo decayó lo cual fue obvio durante la entrevista que concedió debido al 30 aniversario del álbum All Things Must Pass en la cual declaró: “El planeta está acabado y pienso que mis nuevas canciones son un intento de aportar un lado espiritual. Estoy considerando titular mi nuevo disco como ‘El Planeta Está Acabado, Volumen 1’”. A pesar de su estado emocional, George se había recuperado plenamente del ataque y tenía planes de sacar su nuevo álbum en noviembre de 2001. Sin embargo, las cosas no salieron como él lo deseaba. A principios de 2001 George empezó a sentir fatiga de nuevo y dificultad al respirar.


Para este momento ya sabía detectar cualquier anomalía en su salud y los resultados médicos confirmaron sus temores: uno de sus pulmones mostraba células cancerosas. Bajo medidas de seguridad, George viajó a los Estados Unidos en abril y fue admitido en la Clínica Mayo de Rochester, Minnesota en donde se le practicó cirugía para removerle una porción del pulmón. El 3 de mayo, George le reveló al mundo que se le había practicado una operación y que se sentía bien. “Tuve cáncer en la garganta. Me quitaron parte de un pulmón y casi me asesinan. Pero me siento más fuerte. Ya no fumo. Me falta un poco el aire así que no me veo nuevamente en el escenario aguantando 14 rounds”. George también anunció que él y su familia irían de vacaciones a Italia.


Dadas las recientes calamidades, la prensa no creyó esto último y los medios se inundaron con noticias de que su enfermedad era terminal y que buscaba un lugar dónde pasar sus últimos días. Otros reportaron que George había ya muerto y que su funeral se había llevado en secreto para evitar la atención de los fans. Finalmente, en julio de 2001 se supo la verdad. En los últimos dos meses George había recibido tratamiento por un tumor cerebral en una clínica de la ciudad de Bellinzona, al sur de Suiza.


Durante los tratamientos de radioterapia con cobalto recibidos, George y su familia habían vivido en una mansión de 14 habitaciones que había sido propiedad del escritor Herman Hesse.



Nuevamente George emitió una declaración en la cual confirmaba que había salido bien de su operación y que se sentía bien y estaba activo. Sin embargo, nadie le creyó. George Harrison murió en Los Angeles, California, el 29 de noviembre de 2001 acompañado de su esposa Olivia Arias y su hijo Dhani Harrison.


La declaración oficial de la familia fue la siguiente: "Dejó este mundo de la misma manera en la que vivió: consciente de Dios, sin miedo a la muerte y en paz, rodeado de su familia y amigos.


George frecuentemente decía que todo puede esperar menos la búsqueda de Dios y el amor de uno a otro".


El certificado de defunción de George se encuentra aquí. Su álbum final, Brainwashed, fue terminado por su hijo Dhani Harrison y el productor Jeff Lynne y éste salió al mercado el 18 de noviembre de 2002.




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