19 diciembre, 2009

El ex beatle Paul McCartney acaba de recomendar al Parlamento Europeo no comer carne un día a la semana como la medida individual más eficaz para frenar el cambio climático.



Años atrás, este pedido podría haber sonado a una extravagancia propia de un artista que vive en su torre de marfil cantando bajo la ducha viejos éxitos como Help! o Yesterday, muy lejos de los problemas mundanos. Pero después de las agitadas conversaciones de Copenhague conviene no tomarle el pelo al ex beatle McCartney.

El borrador, base del futuro Acuerdo de Copenhague, comienza con la siguiente declaración: "Las partes subrayan que el cambio climático es uno de los mayores retos de nuestro tiempo y se comprometen a una respuesta fuerte para limitar el aumento global de la temperatura a un máximo de dos grados sobre los niveles preindustriales".

El músico quedó impactado luego de leer el informe de Naciones Unidas "La alargada sombra de la ganadería", que afirma que la producción de carne emite un 18 por ciento de los gases de efecto invernadero, por encima del transporte, con un 13 por ciento

Una buena parte de los especialistas reunidos en Copenhague cree que todavía no hay una toma de conciencia del esfuerzo que se necesitará para reducir la emisión de gases. Y advierten que cada día que pasa la dificultad aumenta. "¡Hay que comenzar ya!", exclaman. El agro ya sabe cuáles son sus deberes.

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