29 abril, 2010

ENTREVISTA: DESAYUNO CON... MARY McCARTNEY

McCartney: "Cada vez cuesta más confiar en los políticos".


"Yo me gano la vida como todo el mundo"

Lleva el arte en sus venas. Sus padres, Paul McCartney y Linda Eastman, han dejado en ella algo más que una huella genética. Aunque morena, físicamente se parece más a su madre, y tiene gestos de su padre. De Linda ha heredado también su profesión: la fotografía. Aunque por su posición familiar podría haberse dedicado a una vida de ocio como otras ricas herederas, se define como "una mujer trabajadora", igual que su hermana Stella, una de las grandes diseñadoras del momento. "Yo me gano la vida como todo el mundo", proclama. Los apellidos la ayudan, pero sin talento su carrera no duraría ya 15 años. Tiene 41.


La fotógrafa, hija de McCartney, siente no haberse hecho más fotos con su madre

Mary pide un té verde y sonríe al ver que además es orgánico. Es vegetariana como toda su familia y alerta sobre los peligros de la carne y su influencia en el cambio climático. Llega al desayuno con hambre. Se levanta de la mesa para elegir la fruta que ofrecen en el bufé y además coge un yogur. No toma huevos revueltos, como hace cada mañana en su casa de Londres, porque el desayuno en horario español es algo tarde para sus costumbres. Está en Madrid sólo unas horas para presentar un proyecto que le ilusiona. "Vamos a apoyar a mujeres que quieren trabajar en el mundo de la moda. Tendrán, además, un mentor que les ayudará a abrirse caminos". En el proyecto están desde Juanjo Oliva a Carolina Herrera y cuenta con el respaldo de Las Rozas Village y la Comunidad de Madrid.

McCartney es muy charlatana, tanto que resulta difícil seguirla. Está disgustada porque se marcha rápido y no podrá ir al Prado, ni pasear por Madrid, una ciudad que visita por primera vez. Sueña recorrerla por las calles con su cámara. Cuando terminó de estudiar comenzó a trabajar en el laboratorio de su madre y la ayudó con su archivo. Una de las cosas que más siente es no haber hecho más fotos a Linda antes de morir. "Por eso siempre animo a todo el mundo a que se hagan fotos familiares, los hijos con los padres, los padres con los abuelos. Yo misma me estoy haciendo fotos todo el día con mi padre". Y es que para Mary, la fotografía es algo más que un clic. "Me interesa lo que hay detrás de los personajes, por eso intento captar algo más de lo que se ve a simple vista".

Se coloca su larga melena de lado, en un gesto coqueto, a la vez que se toma el zumo de naranja tras terminar el yogur. Pide agua y sigue hablando. Una de sus fotos favoritas es la de una bailarina del Royal Ballet de Londres a la que fotografió sumergida en la bañera de su casa. Aunque la más famosa es la que hizo a Tony Blair y a su esposa, Cherie, con su hijo Leo recién nacido en el número 10 de Downing Street. "Me llamó Blair personalmente, quería una cosa diferente de un retrato oficial. El bebé tenía 36 horas, así que decidí trabajar sólo con la luz natural".

Mary está muy atenta a las elecciones británicas, pero aún no ha decidido su voto. "Es muy difícil creer en los políticos, cuesta confiar en ellos cada vez más. Yo votaría a Los Verdes, pero como están las cosas no es muy útil. Me sorprende la irrupción en la campaña de Nick Clegg pero no sé si detrás de él hay algo más de lo que se ve". Parece que David Cameron no tendrá su voto ni tan siquiera ante la posibilidad de repetir foto con bebé en el 10 de Downing Street. "Conozco a Samantha, su mujer, le he hecho varios reportajes, pero no creo que Cameron me llame a mí".

Termina de desayunar y la macedonia sigue intacta. Posa para la foto, se pone un clavel en la oreja y exclama: "Flamenco".





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