Ciudad de México, mayo 9, 2012. - ¡Magistral! Sir Pal McCartney lo volvió a hacer. Y es que luego de su primer concierto en el Estadio Azteca, no hubo alma que no se rindiera ante el legendario músico británico, en el primero de dos show de su On the Run Tour en el DF.
Desde que a las 21:37 horas, armado de su guitarra, subió al escenario, conquistó a las 60 mil personas reunidas, según cifra dada por los organizadores, que no dejaron de aclamarlo, aplaudirlo ni acompañarlo con sus voces en las canciones.
"¡Paul, Paul, Paul, Paul!", era el grito que se repetía por todas partes, mientras él gesticulaba emocionado.
"¡México!", contestó él, vestido de pantalón negro y saco azul, antes de arrancar con "Magical Mystery Tour".
Escoltado por Brian Ray, Paul Wickens, Abe Laboriel Jr. y Rusty Anderson, su banda, el músico de Liverpool, de 69 años, ofreció un vibrante menú cargado de nostalgia, conformado en su mayoría por temas de The Beatles y Wings.
"Hola, México. Buenas noches, chilangos", saludó en español, desatando la euforia, previo a interpretar "All My Loving" y "Jet".
"Los chilangos son maravillosos. Estamos muy contentos de volver. Trataré de hablar un poco de español esta noche y un poquito de inglés".
El ex compañero de John Lennon, Ringo Starr y George Harrison, que mañana tocará en el Zócalo capitalino, derrochó carisma y ofreció memorables postales, como gritos al micrófono entre canciones o sus repetidos intentos de hablar español ayudado de un "acordeón".
Cada pequeña sonrisa, el agitar su cabeza, el movimiento de sus manos o sus frases, desde un sobrio escenario con cinco pantallas gigantes, fueron celebrados con devoción por personas en las gradas de la edad de "Macca", lo mismo que adolescentes luciendo playeras de The Beatles.
"Es fantástico estar en el Azteca", señaló "Macca", "me voy a dar un momento para bebérmelo yo solo".
Paul hizo un regalo a sus fanáticos al estrenar ante los capitalinos "The Night Before", de The Beatles.
"Esta canción no la hemos tocado nunca en el DF", aseguró.
Mientras en cada rincón del Azteca brillaban luces de celulares, su calidad como músico también la dejó patente al despojarse con facilidad de guitarras y cambiarlas por bajo, interpretar un cover de "Foxy Lady", de Jimi Hendrix, y lucirse con "Paperback Writer".
Hacia las 22:45 horas, McCartney seguía evocando los años dorados de The Beatles con "Blackbird", el tema 17 de un set list de más de 40 canciones, con las que tenía enloquecida a su audiencia.
Y siguió haciéndola suspirar con "Here Today", que dedicó a la memoria de John Lennon.
En "Dance Tonight", los fans siguieron el ritmo de la canción con sus encendedores, y su baterista, situado atrás de Sir Paul y abajo de la pantalla circular que sirvió de escenografía, bailó una coreografía.
"Eso de los encendedores es muy cool y la que sigue la hice especialmente para que sacaran su fuego", dijo McCartney, antes de regalar "Every Night" y proseguir con "Mrs. Vandebilt".
Sin duda, la parte más emocionante de la larga velada de Sir Paul ocurrió cuando le dio prioridad a los temas de The Beatles. Como entremés, el músico arrancó con "Eleanor Rigby"; como plato fuerte, sirvió "Something" aderezada con un ukelele y dedicándosela a George Harrison, a quien se refirió como su "amiguito".
Y el postre llegó con "Ob-La-Di, Ob-La-Da", con la que una gran parte de la fanaticada se dio por satisfecha al repetir, hasta el cansancio, el estribillo de la pieza.
El buen humor fue una constante ya que Sir Paul, además de utilizar su sonrisa como accesorio, mencionó palabras que hicieron soltar la carcajada a más de uno.
"Aprendí un poco de español en Liverpool cuando tenía 11 años como esto: 'Tres conejos, en un árbol, tocando el tambor. Que sí, que no, que sí lo he visto yo'", expresó.
Luego, las risas pasaron a ser gritos de euforia ya que interpretó "A Day in the Life", seguida por "Give Peace a Chance" y "Let it Be", en la que volvió a exhibir su talento en el piano y las luces de encendedor volvieron a aparecer en todo rincón del Azteca.
Sin duda, lo mejor llegó en la recta final del concierto ya que, durante "Live and Let Die", una serie de juegos pirotécnicos explotaron en el entablado y en la parte posterior de la cabecera sur del Estadio.
Y, entre una cortina de humo por la pólvora de los cohetes, el intérprete puso a todos a cantar al ritmo de "Hey Jude".
A su término, sus cuatro músicos y él se despidieron por primera vez de la gente a las 23:55 horas, pero regresaron dos minutos después, portando una bandera de México y otra del Reino Unido, y con todas las ganas de seguir entreteniendo a los asistentes.
Desde que a las 21:37 horas, armado de su guitarra, subió al escenario, conquistó a las 60 mil personas reunidas, según cifra dada por los organizadores, que no dejaron de aclamarlo, aplaudirlo ni acompañarlo con sus voces en las canciones.
"¡Paul, Paul, Paul, Paul!", era el grito que se repetía por todas partes, mientras él gesticulaba emocionado.
"¡México!", contestó él, vestido de pantalón negro y saco azul, antes de arrancar con "Magical Mystery Tour".
Escoltado por Brian Ray, Paul Wickens, Abe Laboriel Jr. y Rusty Anderson, su banda, el músico de Liverpool, de 69 años, ofreció un vibrante menú cargado de nostalgia, conformado en su mayoría por temas de The Beatles y Wings.
"Hola, México. Buenas noches, chilangos", saludó en español, desatando la euforia, previo a interpretar "All My Loving" y "Jet".
"Los chilangos son maravillosos. Estamos muy contentos de volver. Trataré de hablar un poco de español esta noche y un poquito de inglés".
El ex compañero de John Lennon, Ringo Starr y George Harrison, que mañana tocará en el Zócalo capitalino, derrochó carisma y ofreció memorables postales, como gritos al micrófono entre canciones o sus repetidos intentos de hablar español ayudado de un "acordeón".
Cada pequeña sonrisa, el agitar su cabeza, el movimiento de sus manos o sus frases, desde un sobrio escenario con cinco pantallas gigantes, fueron celebrados con devoción por personas en las gradas de la edad de "Macca", lo mismo que adolescentes luciendo playeras de The Beatles.
"Es fantástico estar en el Azteca", señaló "Macca", "me voy a dar un momento para bebérmelo yo solo".
Paul hizo un regalo a sus fanáticos al estrenar ante los capitalinos "The Night Before", de The Beatles.
"Esta canción no la hemos tocado nunca en el DF", aseguró.
Mientras en cada rincón del Azteca brillaban luces de celulares, su calidad como músico también la dejó patente al despojarse con facilidad de guitarras y cambiarlas por bajo, interpretar un cover de "Foxy Lady", de Jimi Hendrix, y lucirse con "Paperback Writer".
Hacia las 22:45 horas, McCartney seguía evocando los años dorados de The Beatles con "Blackbird", el tema 17 de un set list de más de 40 canciones, con las que tenía enloquecida a su audiencia.
Y siguió haciéndola suspirar con "Here Today", que dedicó a la memoria de John Lennon.
En "Dance Tonight", los fans siguieron el ritmo de la canción con sus encendedores, y su baterista, situado atrás de Sir Paul y abajo de la pantalla circular que sirvió de escenografía, bailó una coreografía.
"Eso de los encendedores es muy cool y la que sigue la hice especialmente para que sacaran su fuego", dijo McCartney, antes de regalar "Every Night" y proseguir con "Mrs. Vandebilt".
Sin duda, la parte más emocionante de la larga velada de Sir Paul ocurrió cuando le dio prioridad a los temas de The Beatles. Como entremés, el músico arrancó con "Eleanor Rigby"; como plato fuerte, sirvió "Something" aderezada con un ukelele y dedicándosela a George Harrison, a quien se refirió como su "amiguito".
Y el postre llegó con "Ob-La-Di, Ob-La-Da", con la que una gran parte de la fanaticada se dio por satisfecha al repetir, hasta el cansancio, el estribillo de la pieza.
El buen humor fue una constante ya que Sir Paul, además de utilizar su sonrisa como accesorio, mencionó palabras que hicieron soltar la carcajada a más de uno.
"Aprendí un poco de español en Liverpool cuando tenía 11 años como esto: 'Tres conejos, en un árbol, tocando el tambor. Que sí, que no, que sí lo he visto yo'", expresó.
Luego, las risas pasaron a ser gritos de euforia ya que interpretó "A Day in the Life", seguida por "Give Peace a Chance" y "Let it Be", en la que volvió a exhibir su talento en el piano y las luces de encendedor volvieron a aparecer en todo rincón del Azteca.
Sin duda, lo mejor llegó en la recta final del concierto ya que, durante "Live and Let Die", una serie de juegos pirotécnicos explotaron en el entablado y en la parte posterior de la cabecera sur del Estadio.
Y, entre una cortina de humo por la pólvora de los cohetes, el intérprete puso a todos a cantar al ritmo de "Hey Jude".
A su término, sus cuatro músicos y él se despidieron por primera vez de la gente a las 23:55 horas, pero regresaron dos minutos después, portando una bandera de México y otra del Reino Unido, y con todas las ganas de seguir entreteniendo a los asistentes.
fuente:
http://elsemanario.com.mx/categorias/Arte_y_Estilo/?id=6¬a_id=6114
Por: Redacción
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