Hace 25 años, en enero de 1985, fueron Cindy Lauper, Bruce Springsteen, Stevie Wonder, Billy Joel, Tina Turner y Paul Simon, entre otros, los músicos que se unieron bajo el lema "USA for Africa" para cantar el famoso himno compuesto por Michael Jackson y Lionel Richie, "We are the world".
La canción sonó hasta el hartazgo en las radios en los años 80 y su famoso videoclip, en el que se veían desfilar los principales rostros del pop, el rock e incluso el folk y el country de la época - allí estaban, también, Bob Dylan y Kenny Rogers-, sigue pasándose hasta hoy en día en los canales de TV dedicados a la música.
La acción tenía como fin recaudar fondos para paliar la hambruna en Africa y lo logró: en total, consiguió recaudar más de 50 millones de dólares.
Este lunes, 25 años después, varios artistas, entre los que se encontraban veteranos como Barbra Streisand, Celine Dion, Tony Bennet, dos miembros de los Beach Boys y representantes de la nueva camada de músicos como Kanye West, Keith Urban, Pink, Usher, Snoop Dogg y Toni Braxton volvieron a reunirse para grabar la canción en una sesión maratoniana de seis horas.
El objetivo fue el mismo del teletón organizado por la estrella de Hollywood George Clooney hace dos semanas: recaudar fondos para las víctimas del terremoto de Haití.
Los historiadores de la música coinciden en que la tradición de los shows "sociales" se remonta al "Concert for Bangladesh" organizado por George Harrison en 1971, considerado el primer concierto benéfico de la historia.
Músicos como Ringo Starr, Eric Clapton y Bob Dylan se sumaron el 1 de agosto de 1971 al ex Beatle en el Madison Square Garden de Nueva York para recaudar fondos para ayudar a los refugiados de Pakistán Oriental (actual Bangladesh) en India, que habían emigrado por los devastadores efectos de la Guerra de Liberación de Bangladesh.
Si bien los otros dos ex Beatles, John Lennon y Paul McCartney, no actuaron en el "Concert for Bangladesh", el segundo impulsó su propio proyecto años después, la serie de recitales conocidos como "Concerts for the People in Kampuchea" en el teatro Hammersmith Odeon de Londres, en diciembre de 1979, en beneficio de las víctimas de la guerra civil en Camboya, gobernada por el temible régimen de los Jemeres Rojos. Bandas como Queen, The Clash, The Who, The Pretenders y el grupo Wings de McCartney se sumaron a la movida ideada por McCartney junto al entonces secretario general de la ONU, Kurt Waldheim.
Sin embargo, el verdadero quiebre se produciría apenas unos meses después. Los shows organizados por los ex Beatles habían podido ser disfrutados sólo por quienes pagaron sus entradas o, en todo caso, por los melómanos que se hicieron más tarde con sus grabaciones.
Con los dos conciertos del "Live Aid" (uno en el estadio de Wembley de Londres y otro en el J.F.K de Filadelfia), organizados por el rockero irlandés Bob Geldof en 1985 para paliar la hambruna en Etiopía, Somalia y Sudán, por primera vez en la historia las presentaciones pudieron ser seguidas en vivo por millones de personas en todo el mundo vía satélite.
Bob Dylan, Queen, Madonna, Dire Straits, Paul McCartney, Phil Collins, Led Zeppelin, Duran Duran, David Bowie y muchos otros dijeron presente. Entre ellos se encontraban, también, los irlandeses de U2 junto a su líder, Bono, convertido hoy en día en un auténtico embajador del "rock humanitario", con un poder de negociación lo suficientemente considerable como para ser recibido por la mayoría de los líderes mundiales.
Al Live Aid de Geldof le siguieron en 1988 la gira conjunta de Bruce Springsteen, Tracy Chapman, Peter Gabriel, Sting y Youssou N'Dour para recaudar fondos para Aministía Internacional, que incluyó estaciones en las ciudades argentinas de Buenos Aires y Mendoza (en la frontera con Chile, país en el que no podían tocar porque aún gobernaba el dictador Augusto Pinochet).
Los críticos de música coinciden en que esta "explosión" de conciertos a beneficio en los 80 se debió, en parte, en que se trató de una década "dulce" para los músicos de rock: el surgimiento del canal MTV, dedicado por entero a la música pop y rock, convirtió a gran parte de los músicos en mega-estrellas. Las ganancias por las ventas de discos fueron astronómicas, y en tiempos en que aún no existían los CDS -fácilmente "copiables"- ni los "downloads" ilegales por Internet, cada disco vendido engrosaba las cuentas de los artistas como nunca antes. Ser solidario comenzaba a ser, más que una opción, una obligación.
La reciente grabación de "We are the world" no es el único "revival" solidario de los 80 del que fue testigo el nuevo milenio: en julio de 2005, esta vez bajo el nombre de "Live 8", ya que se llevó a cabo pocos días antes de la cumbre del G8 en Escocia, se reeditó el famoso "Live Aid" de Geldof.
Ciudades como Londres, París, Berlín, Johannesburgo y Tokio fueron escenario de las actuaciones simultáneas transmitidas en vivo de decenas de músicos, algunos "viejos abanderados" de las causas humanitarias, como Bob Geldof, Paul McCartney, U2, The Who, Sting, y otros "nuevos", como Coldplay, The Killers, Keane, Shakira, Green Day y Linkin Park.
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