La separación: El sueño terminó
Let It Be fue el último disco. Pero McCartney, un mes antes, hizo público el adiós. Si bien Lennon fue el primero en irse de la banda, Paul quería promocionar su primer álbum solista y no encontró mejor manera que decir que no planeaba ningún álbum nuevo de Los Beatles.
Pero, aquella vez, el sismo fue distinto, y demoledor.El sueño se había terminado. El viernes 10 de abril de 1970, hace cuarenta años, Paul McCartney blanqueó oficialmente la disolución de la banda. En realidad, se trataba de una movida de prensa personal: una semana después saldría a la venta su primer álbum como solista (titulado McCartney y ya listo y pulido aún antes de que acabara de mezclarse Let It Be (que salió un mes después del anuncio) y, en lugar de sentarse a enfrentar periodistas y conceder notas, el astuto Paul le pidió a Peter Brown, asistente personalísimo y ejecutivo el sello Apple, que le redactara algunas preguntas para contestar a los medios, en una suerte de autorreportaje. (Peter Brown no era un cualquiera: Paul y John lo habían designado como testigo de sus respectivas bodas con Linda Eastman y la Ono; de hecho, La balada de John & Yoko incluye un verso que envió a Peter directo al bronce: "Al final volamos a París, tuvimos la luna de miel a orillas del Sena/ Peter Brown llamó para decir: Háganla bien, cásense en Gibraltar, cerca de España...")
Aquella "autonota" de Brown y Paul fue inteligente. Entre varias cuestiones de forma (¿quién toca los instrumentos en su álbum?, ¿cuáles son sus influencias?, ¿quién hizo la foto de tapa?), constaban un par de preguntas -y respuestas- que no tenían vuelta atrás. ¿Planea un nuevo disco o un nuevo single con los Beatles?
No.
¿Piensa que alguna vez el dúo Lennon- McCartney volverá a componer canciones?
No.
Don Short, periodista de The Daily Mirror , a pesar de su apellido no se quedó "corto" y lanzó la bomba en la edición vespertina de su diario. John Lennon se enfureció: él ya había renunciado a los Beatles medio año atrás... ¡y ahora Paul aparecía como el "liquidador"! No le sonaba justo. Así habló en una entrevista de la época. "Un día estábamos discutiendo con Paul en una oficina (después del show de la Plastic Ono Band en Toronto, Canadá, en septiembre de 1969) y yo le estaba diciendo que no a todo, hasta que finalmente le aclaré: 'Ya está, el grupo se terminó, me voy'. Paul me pidió que lo pensara.
Sin embargo, fue Paul quien lo anunció seis meses después, para promover su disco solista. Fui un tonto por no hacer lo que hizo Paul. Es un buen relacionista público, tal vez el mejor del mundo. Nos molestó que no nos hubiera avisado antes. Lo que me dijo fue: 'Voy a hacer lo que vos y Yoko hicieron el año pasado: voy a sacar un álbum solista, y me voy del grupo también'. Sin embargo, la debacle definitiva de los Beatles no fue en absoluto lineal: no sucedió ni seis meses, ni un año, ni siquiera sólo un par de años antes del terremoto.
Quien pretenda circunscribir la separación de los Beatles a un portazo de Lennon y a la jugarreta posterior de McCartney (durante décadas se lo sindicó como "el que se fue primero"), seguramente se equivoca. Y quien pretenda endosarle el cheque de la separación a Yoko (o a Linda Eastman), seguramente también lleva las de perder. En lo que refiere a polleras, Yoko fue la que se cargó los peores brulotes de la historia. Se alegó que perturbaba, sentada ahí como una diminuta buda durante todas las sesiones de Let It Be ; se la acusó de interferir el normal desarrollo de las grabaciones, pero, ¿desde cuándo los músicos no cuentan con mujeres ocupando sillas en sus estudios?
Yoko era algo especial: era, por decirlo así, otra opción. Y la palabra "opción", paradójicamente, no formaba parte por entonces del vocabulario de la banda que más opciones había ofrecido a la cultura popular: "Ellos la despreciaron... Parecía que yo tenía que elegir entre estar casado con ellos o con Yoko. Y elegí a Yoko".
Es cierto que Lennon estaba consumiendo heroína y también es cierto que el ambiente de las sesiones distaba de ser el más adecuado para una creación artística. "George la insultaba en la cara", se crispó Lennon. "La acusaba de tener mala onda, de que Bob Dylan y otras personas le habían comentado (a Harrison) que Yoko tenía mala imagen en Nueva York. No sé por qué no le pegué a George en ese momento".
La grabación del último álbum de la banda, Let It Be , fue una locura de incomodidades y -algunos- esfuerzos titánicos por recuperar la magia perdida. Dijo Lennon tiempo después, angustiado: "Fue como otra Gira mágica misteriosa . En resumen, parecía una buena oportunidad para una nueva película beatle o algo así. Paul quería que saliéramos de gira. Arregló algunas fechas, y discutíamos acerca de dónde ir. Yo ya estaba con Yoko, todo me importaba tres pitos. Pero a ninguno le importaba nada. Se ve en la película, cuando arranco con Across the Universe : Paul bosteza y empieza a tocar un boogie. Yo implemente acoté: ¿Es que alguien quiere hacer algo con ritmo más rápido? Año, tras año, tras año, esas cosas te van desgastando... Ahí hicimos un par de temas, y ninguno de nosotros estaba concentrado.
Era tremendo, era horrible; estábamos en los estudios Twickenham, nos filmaban todo el tiempo, ¡yo quería que (los camarógrafos) se fueran! Llegábamos a las 8 de la mañana. No podés hacer música a las 8 de la mañana en un lugar extraño, con gente que te filma, luces de colores encandilándote..."
Pero, si Yoko tenía "mala onda", la "tan buena onda" de la fotógrafa Linda Eastman McCartney no quedó fuera del cuento. De hecho, su padre tuvo un discutible estrellato en algún capítulo del fin. Un documento fechado el 18 de abril de 1969 (casi exactamente un año antes del sismo) y firmado fervientemente por Lennon, Harrison y Ringo, desautoriza (niega, desconoce) al abogado Lee Eastman (papá de Linda) para representar a los Beatles. Paul estaba seguro de que su flamante suegro haría las cosas bien como para remontar las cuentas en rojo de Apple Corporations, y le puso a Mr. Eastman todas las fichas, encocorado.
El resto de la banda, sin embargo, apostó por Allen Klein, el manager de los Rolling Stones. Ganó el resto de la banda, sí, pero, por sobre todo, ganó Lennon: "Paul pensaba que él era los fucking Beatles, y él nunca lo fucking fue, nunca... Ninguno de nosotros éramos los fucking Beatles, éramos los cuatro", reafirmó. (La carta fue rematada por la casa de subastas Christie's en mayo de 2005, y el adquirente pagó 91.000 fucking dólares.) La respuesta de Paul fue clara: "Hablen con mi abogado"; de hecho, el abogado de Paul pasó a ser John Eastman, el hijo de Lee: su cuñado. (Algunos años después, los tres beatles -menos Mc- Cartney, claro- demandaron a Allen Klein, aunque ése sería otro problema aparte.)
Pero la máquina del tiempo no deja de girar hacia atrás, y los graves problemas internos de la banda
parecen remontarse a 1967: la muerte por sobredosis del manager descubridor beatle Brian Epstein, un joven de 32 años, dejó devastado a Lennon (su gran amigo), y sin rumbo al grupo. McCartney sintió la necesidad de tomar las riendas de todo el proyecto, pero su protagonismo empezó a caerles pesado a sus compañeros.
Otra declaración de John: "Luego de la muerte de Brian, colapsamos. Paul se hizo cargo y aparentemente nos dirigía, pero ¿qué quiere decir 'dirigirnos' cuando nos movíamos en círculo? Ahí se acabó todo. Ahí fue la desintegración. Paul tenía la impresión -y la tiene ahora, como un padre- de que deberíamos estar agradecidos por lo que hizo para mantener unidos a Los Beatles pero, cuando lo ves objetivamente, Paul nos mantuvo unidos para su propio beneficio. Los Beatles, a esas alturas de sus carreras artísticas, ya trotaban por muy diferentes estilos, ideologías y tendencias. George necesitaba urgentemente zafar del Dúo Dinámico y componer por las suyas, y desesperaba porque nadie le restaba la suficiente atención; por su parte, Ringo estaba fascinado por el cine y la actuación.
Paul agregó lo suyo en otra entrevista: "El modo de ser beatle fue como el de un niño entrando al Gran Mundo... pero entrando a él con tus amigos, y conquistándolo absolutamente... Y eso fue fantástico. Así que, cuando asumimos que íbamos a separarnos, no creo que ninguno de nosotros hubiera querido aceptar eso. Era el fin de la leyenda, incluso dentro nuestras propias mentes. Marilyn Monroe se dio cuenta, alguna vez, de que era Marilyn Monroe; hoy siento que eso tiene que pasarnos a nosotros, aunque hablo por mí. Mirando en perspectiva, pienso que stuvo buenísimo lo que nos dijo John: Vean, todo se está acomodando bien, y hoy le doy la razón. Hicimos este disco ( Let It Be ) y lo íbamos a llamar G et Back , y en la tapa iba a haber una foto de nosotros posando igual que en nuestro primer álbum, todo iba a ser calcado: la tipografía y todo reproducido igual. Y John dijo: Es un círculo perfecto, ¿no?
Creo que lo que hizo John fue tremendo, desde el punto de vista de decir "ahora cada uno de nosotros va a rumbear para donde tiene que ir". Ningún grupo puede estar tan unido por tanto tiempo, a menos que vivan todos en la misma casa... Ahí te aparece la cuestión de vivir tu propia vida, y eso me pasó por vez primera y coincidió con que me encontré con Linda. Así que en 1970 lo llamé a John y le dije que yo también estaba abandonando a los Beatles. El le dijo: "¡Bien! Entonces ya somos dos los que entendemos lo que está pasando".
Cuarenta años después de la larga Historieta del Final, lo que queda es la Historia Sin Fin. Entre 1995 y 1996, sólo por dar un ejemplo, los Beatles vendieron más copias ue durante cualquier año de la década de los sesenta. Las reediciones, series televisivas, DVDs y marketing hicieron que uno de los editores el libro Anthology proclamara: "Los Beatles son ahora más grandes que los Beatles".
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