Un día dije a Paul: “Me voy a ir”.
No había decidido como hacerlo, si iba a armar otro grupo permanente, o lo que fuera. Al final decidí que no quería quedarme atascado con otro grupo de personas.
Y entonces un día estábamos discutiendo algo con Paul en una oficina y le estaba diciendo que no a todo, hasta que finalmente dije: “Ya está. El grupo ha terminado. Me voy”.
Paul me pidió que lo pensara. Sin embargo, fue Paul quien lo anunció seis meses después para promocionar su disco solista. Fui un tonto por no hacer lo que hizo Paul.
Yo no estaba molesto con Paul por haberlo anunciado a su manera. Sólo estaba sorprendido. Es un buen relacionista público.
Tal vez el mejor en el mundo. Estábamos sentidos que no nos hubiera avisado lo que iba a hacer. Me llamó una tarde, y me dijo “voy a hacer lo que tú y Yoko estaban haciendo el año pasado, voy a sacar un álbum solo y me voy del grupo también”.
Fue raro oírlo de su boca, pues el era el que más quería a Los Beatles. Y entonces los periódicos de medianoche salieron con la noticia. Yo estaba maldiciendo por no haberlo hecho yo mismo.
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