23 enero, 2011

La turbulenta época de LET IT BE

En 1968 The Beatles, luego de dos años alejados de los escenarios, consideraron que había llegado el momento de dar un concierto. La tensión que se vivía durantes los ensayos los había hecho reflexionar y decidieron que lo mejor sería regresar a sus orígenes. 

Así que se encerraron en los estudios para preparar un repertorio más rockero y más propicio para tocar en directo que el que últimamente venían publicando. Sin embargo el ambiente de trabajo no mejoró. Tras un amago de ruptura por parte de Harrison, la situación se tranquilizó. Los ensayos se trasladaron a los estudios de Apple y Harrison invitó a los ensayos al pianista Billy Preston, lo cual sí ayudó bastante a calmar los ánimos.

Todavía no se había decidido ni el lugar ni los detalles del concierto. Las ideas propuestas resultaban ridículas y fantasiosas pero, finalmente, se decidió subir a la azotea del propio edificio en el que habían estado ensayando y ofrecer su concierto desde allí, para sorpresa y deleite de los transeuntes. ¡Un concierto de The Beatles!… luego el concierto sería repentinamente interrumpido por la policía, que había recibido quejas por parte de los oficinistas de la zona a causa del alboroto generado.

Una vez dado el famoso concierto, The Beatles volvieron a encerrarse en los estudios para comenzar las grabaciones de otro monstruo de su discografía: el Abbey Road. La edición del Let It Be se le encargó a Phil Spector que hizo un trabajo sanguinario, estropeando muchas canciones con su Wall Of Sound (como por ejemplo The Long And Winnding Road). La chapuza de Phil Spector provocó incluso el cambio del nombre del disco, que en un principio se iba a llamar Get Back, por ser un retorno al sonido original de The Beatles

Pero el Wall Of Sound significó el añadir arreglos orquestales, coros femeninos y mucha pompa, en detrimento de los matices más roqueros, como algún solo de guitarra de Harrison y la batería de Ringo.
Let It Be se retrasó tanto que cuando se publicó la banda se había desintegrado. Incluso Abbey Road llevaba ya varios meses en la calle.
A pesar de la lucha de egos y a pesar de Phil Spector, el resultado final fue sobresaliente.

En 2003, se publicó Let It Be… Naked, un disco doble en el que se ofrecía una remasterización de los cortes originales, antes de pasar por el Wall Of Sound y donde se recuperaban canciones descartadas para el Let It Be original, como por ejemplo Don’t Let Me Down, que sólo había sido publicada como la cara B del single Get Back. Basta comparar la nueva versión de The Long And Winding Road para apreciar las evidentes diferencias y la gran mejoría.

Las sesiones de ensayo del Let It Be fueron filmadas por el cineasta Michael Lindsay-Hogg, que las editó como un documental que fue galardonado con el Oscar a la mejor banda sonora adaptada en 1970.
Let It Be es la mejor canción del disco (aunque en éste apareciesen otros grandes temas como Across The Universe, Get Back,…). 

Es una composición de Paul McCartney, quien no ha dejado de interpretarla en sus conciertos durante sus 40 años de carrera off-beatle.


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