Un barbudo Paul McCartney arropa con la chaqueta a su hija de pocos meses en la fotografía que fue portada del primer disco en solitario del ex Beatle
(McCartney, 1970). La pequeña protagonista, y primogénita de uno de los músicos más famosos de todos los tiempos, arrastra desde la infancia la atención de las cámaras, pero Mary McCartney (Londres, 1969) siempre ha estado mucho más interesada en el otro lado de la lente.
Björk, tracey emin, tilda swinton o los blair han posado ante su cámara
Siguiendo la estela de su madre, Linda Eastman, ha conseguido afianzar su nombre artístico por derecho propio. Retratos de un sinfín de celebridades a las que conoce de primera mano, también escenas sorprendentes de personajes anónimos, instantáneas que capturan el frenesí entre las bambalinas de un teatro y, sobre todo, imágenes de su propio clan familiar conforman una retrospectiva recogida en el libro
From Where I Stand. Más interesada en lo que hay detrás de los personajes que en recargar la escenografía para arroparlos, el estilo minimalista y natural de McCartney se troca en espontaneidad cuando se trata de su propia familia. Sir Paul montando a caballo sin asomo de pose o su hermana pequeña, la diseñadora Stella, cual salvaje amazona en la campiña inglesa, figuran entre los dos centenares de fotografías. La predilecta de la autora, titulada
Mum's Side of the Bed (El lado de la cama de mamá), es una escena del lecho vacío de sus padres, tomada en 1998, el mismo año en que Linda fallecía a causa de un cáncer.
Consciente de que un apellido famoso puede ser una ventaja o un lastre, solo a los 25 años se lanzó al ruedo. Desde entonces ha trabajado para los más grandes de la moda, inmortalizando a bellezas como Naomi Campbell, Lizzie Jagger o Kate Moss. Ha demostrado que el menos es más al retratar sin afeites a rostros archiconocidos, como Vanessa Redgrave, Helen Mirren o Madonna. A través de la cámara de McCartney, la actriz Tilda Swinton nos revela su rostro más dulce, en contraste con la gelidez que suele transmitir; la controvertida artista Tracey Emin aparece transmutada en Frida Kahlo y la cantante islandesa Björk aparece casi indefensa en el camerino del Royal Albert Hall, donde le aplican uno de esos complicados maquillajes que suele lucir en escena.
Hoy la National Portrait Gallery incluye en su colección permanente algunos retratos realizados por McCartney, y en las próximas semanas exhibirá varias fotografías de su libro-retrospectiva (al igual que la galería londinense Michael Hoppen). En ese recorrido hay una anécdota confesada por la protagonista: hace ahora 10 años, Tony y Cherie Blair le encargaron las fotos de su bebé Leo. La fotógrafa, presa del nerviosismo,olvidó llevar el trípode a Downing Street.
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